El ejército fue la base en la que Roma sustentó su poder político, económico y comercial. Tres grandes fases o etapas dividen la evolución militar romana:

Durante el período de Monarquía se formarían las legiones.

En la República expandieron su dominio militar por el Mar Mediterráneo.Ttras la crisis del ejército se reformarían los principios básicos con Cayo Mario.

Bajo el Imperio se crearían las guardias personales de los emperadores y Roma extendería sus dominios hacia el norte de Europa.

El ejército durante la Monarquía

En este primer período el ejército estaba formado por ciudadanos de entre 17 y 45 años, mientras que los contingentes de población con edades comprendidas entre los 45 y 60 años estaban destinados a la reserva y defensa de pueblos y ciudades. Era bien sabido que para el acceso a cargos políticos del Estado resultaba imprescindible el cumplimiento del servicio militar.

Durante períodos de guerra, cada familia estaba obligada a ceder un número determinado de hombres armados para el ejército, con el único requisito de ser ciudadano romano o ciudadano de un pueblo bajo su dominio.

En los primeros años existía una legión con cerca de 3.000 infantes y 300 caballeros, cuyo jefe supremo era el Magíster Equitum. Con los años aumentaría su número hasta alcanzar 5.000 hombres. Eran reclutados según las necesidades que representara la batalla, ya que en esos momentos se correspondían más con escaramuzas que con grandes guerras. Las primeras líneas quedarían formadas por los nobles, puesto que eran ellos los que disponían de un mejor equipamiento. El mando de los infantes correspondía a los Tribunos de la Milicia.

Sería también en este período cuando comenzó a tomar forma la marina romana, al mando de almirantes o Duoviri navales.

El ejército durante la República

El incremento de población llevó al ejército a afrontar diversos ajustes, tanto en número como en organización. El entrenamiento físico se endurece y la legión adopta una estructura más estricta y formal.

También en esta época se aplican duras penas a los desertores del ejército que iban desde la suspensión de sueldo hasta la ejecución. Si el castigo se aplicaba a una legión completa, esta quedaba diezmada muriendo uno de cada diez soldados.

En esta época se constituyeron 4 legiones permanentes mandadas por dos cónsules (posteriormente por Tribunos Militares), aunque siguieron reclutando legiones cuando las condiciones lo requerían.

Un Gran Triunfo para el Senado Romano era aquel en el que caían al menos 5.000 soldados enemigos, celebrándose un desfile por las calles de Roma. Tras la victoria el jefe del ejército repartía el botín entre su tropa y ayudantes para recompensar y mantener su fidelidad.

Reformas de Cayo Mario

El enorme territorio que ocupaban las conquistas de Roma durante el final del siglo II a.C. hizo que la lejanía de las guerras afectara económicamente a los soldados, que no podían atender sus tierras y las perdían a manos de terratenientes adinerados. Este empobrecimiento poco a poco mermó la clase media romana, principal sustento del ejército. Para tratar de aliviar esta situación Cayo Mario introduciría reformas decisivas para la posterior historia de Roma:

Aceptación de personas sin propiedades como soldados profesionales, con armas suministradas por el estado y una paga.

Aumento del tiempo de permanencia en el ejército hasta 25 años.

Estandarizó el armamento de la legión.

Propuso una nueva organización de las legiones: La infantería como un cuerpo homogéneo y la infantería ligera se sustituye por cuerpos especializados en diversos estilos de combate.

6.000 hombres por legión (5.000 soldados).

Organización interna: 1 legión consta de 10 cohortes (480 hombres cada una, a excepción de la primera que es doble) y 6 centurias (80 soldados cada una). Cada cohorte es mandada por un Centurión asistido por un optio, (soldado capaz de leer y escribir). De dos a seis legiones conforman un ejército.

Para finalizar las reformas, Mario pensó también en la jubilación del combatiente, otorgándole una pensión y tierras para que las trabajara tras su retiro.

No obstante todas estas reformas tuvieron un fin muy diferente al esperado por Cayo Mario: las tropas se mantuvieron fieles a sus generales y la ambición de poder de estos últimos hizo que numerosas guerras civiles internas acabaran con la República durante el siglo I a.C., dando paso al Imperio.

El ejército durante el Imperio

Durante el Imperio el elevado número de voluntarios que nutría al ejército romano no hacía necesario el reclutamiento de nuevos soldados nativos de tierras conquistadas.

El grueso del ejército lo formaban 30 legiones, dentro de las cuales existían diferentes puestos especializados como los zapadores, médicos o policía militar.

Augusto creó tropas especializadas entre las personas libres que no poseían el estatus de ciudadanos de Roma, que pasaron a formar parte del ejército regular. Durante la República estas mismas tropas habían sido contratadas según necesidades, creándose unidades específicas de caballería, infantería o mixtas.

Ya durante el siglo II d.C., la diferenciación entre tropas auxiliares y legión comenzó a desaparecer hasta eliminarse en el siglo IV, el de la decadencia de Roma.

En los primeros siglos de nuestra era la marina se vio reforzada con contingentes procedentes de las clases más humildes, puesto que una nave de guerra necesitaba alrededor de 300 remeros y 120 marineros.

Los veteranos del ejército en época imperial contaban con una serie de privilegios como primas en moneda, poder casarse legalmente y otorgar la ciudadanía de Roma a sus hijos, instalarse a vivir en cualquier zona del ejército o formar parte del consejo en ciudades importantes de colonias. Además, si habían pertenecido a las tropas auxiliares o a la marina y no eran ciudadanos romanos, al licenciarse se les concedía este estatus.

Uno de los cuerpos de élite más destacados del Imperio fue la Guardia Pretoriana, creada por César Augusto como guardia personal del emperador. Se trataba de soldados mejor preparados y con un salario mayor que el resto, que sólo se presentaban a las batallas acompañando al emperador.

Los años que los militarse debían pasar en el ejército antes de licenciarse eran: legionarios 20 años, guarnición de Roma 20 años, tropas auxiliares 25 años, marineros 26 años.