Para la comercialización de los minerales desde La Unión hacia otros lugares de España y el extranjero se utilizaban básicamente como medios de transporte ferrocarriles y barcos cargueros, que fondeaban en los puertos de Cartagena y Portmán.

  El ferrocarril

  La estación central de ferrocarril se encontraba en Cartagena, desde donde se comercializaban a diario ingentes cantidades de mineral. El ferrocarril llegó a La Unión desde la ciudad portuaria en el año 1874, contando el acto inaugural con la presencia del alcalde de Cartagena, Jaime Bosch, y del vicepresidente de la empresa constructora. Al llegar la comitiva en ferrocarril hasta La Unión los recibió el alcalde de la ciudad, el señor Cánovas. Aunque este servicio durante sus primeros 6 años sólo transportó pasajeros, desde 1880 cargaría minerales para depositarlos en las fundiciones de Santa Lucía en Cartagena. En pocos años el ferrocarril llegaría a puntos de la geografía unionense como el Descargador o Los Blancos, incluso diferentes ramales entrarían hasta fundiciones como las de Pío, Campoy Huma o El Porvenir, además de a La Maquinista de Levante.

  Durante el siglo XX las sucesivas crisis mineras hicieron que el primitivo ferrocarril tan sólo transportase minerales, para posteriormente transformarlo en F.E.V.E. (Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha), en 1964. Un año más tarde quedaría suprimido el transporte de mercancías, ya que la empresa Peñarroya utilizaba sus propios medios de transporte. En la actualidad esta línea de pasajeros se extiende hasta el paraje playero de Los Nietos.

 Barcos mercantes

  Ante la gran cantidad de mineral que se comercializaba hacia el exterior de la Región de Murcia por mar, el puerto de Cartagena se mostró insuficiente para abarcar la llegada masiva de minerales desde las sierras de Cartagena, Calasparra, Mazarrón y Águilas. Así, a mediados del siglo XIX ya estaba habilitado el puerto de Portmán para la carga y exportación de minerales.

  Años más tarde, Miguel Zapata, el 'Tío Lobo' obtendría el establecimiento de una Aduana de 3ª Clase para la habilitación de carbones, plomos, blendas y galenas en el puerto de Portmán. El 30 de diciembre de 1902, por Real Orden del Ministerio de Hacienda, se permitía desde el puerto de Portmán la importación de minerales de plomo procedentes de Argelia, Túnez, Marruecos y otros países. La concesión fue tramitada por Miguel Zapata.

  Numerosos embarcaderos de metal o madera adornaban las playas de Portmán, ante los que se acumulaban montañas de mineral traído por los cables aéreos y que eran embarcados en grandes buques de vapor a través de barcazas. Los barcos que fondeaban en la bahía de Portmán eran cargueros de gran tonelaje, llegando en algunos casos a permanecer en el puerto más de seis embarcaciones. Entre ellos destacan nombres como El Malabar, propiedad del 'Tío Lobo', que cubría la ruta de Portmán a Cardiff, Newcastle y Swansea, llevando hasta las Islas Británicas minerales y cargando allí carbón inglés con el que abastecer los hornos de las fundiciones. Desplazaba 4.000 toneladas de carga útil, con 100 metros de eslora, dos palos mayores, 4 lanchas salvavidas, chimenea a vapor y una vela adicional.