Ibn Hud

  El rey de Murcia logró la unificación temporal de Al-Ándalus mediante la conquista de Almería, Granada, Jaén, Córdoba y Sevilla en el primer tercio del siglo XIII.

      Esplendor cultural

  Ibn Arabí e Ibn Sabin eran dos filósofos y teólogos murcianos de referencia en el mundo islámico por su sabiduría e inteligencia.


     Los almohades unificaron Al-Ándalus mediante la conquista de los reinos de Taifas y consolidaron su poder hegemónico en la mitad sur de la Península Ibérica entre la mitad del siglo XII y principios del siglo XIII (1145-1212). La victoria frente a los cristianos en la batalla de Alarcos (1195) permitió a los almohades el traslado de la frontera del Guadiana al Tajo y el establecimiento de un cerco a las ciudades de Toledo, Madrid y Guadalajara. La llegada de refuerzos militares, procedentes del Magreb, para los almohades suponía la amenaza de un nuevo avance musulmán hacia el Norte de la Península Ibérica. El Papa Inocencio III reaccionó ante el peligro con la predicación de una cruzada contra el Islam en España. Los reyes Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra unieron sus ejércitos para derrotar definitivamente a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa, en 1212. La victoria de los cristianos supuso el avance de la frontera hasta Sierra Morena y la desintegración del poder almohade en los terceros reinos de Taifas.

     El reino de Murcia constituyó la Taifa islámica más importante de la primera mitad del siglo XIII. El caudillo Ibn Hud protagonizó un levantamiento contra los almohades en el castillo de los Peñascales de Ricote en el año 1228. Ibn Hud expulsó a los almohades del poder en el reino de Murcia e inició una campaña militar para la reunificación de Al-Ándalus. El ejército murciano de Ibn Hud consiguió su propósito, temporalmente, mediante la conquista de las ciudades de Almería, Granada, Jaén y Málaga. El Califato de Bagdad premió las hazañas de Ibn Hud con el nombramiento de gobernante de Al-Ándalus.

     El esplendor del reino de Murcia se expandió al mundo de la cultura con figuras de relieve internacional en la Historia, como Ibn Arabí, Ibn Sabin y Al-Ricotí. Ibn Arabí era un filósofo, poeta y místico sufí nacido en Murcia en 1165. Su pensamiento se basaba en la unicidad de Dios, la revelación divina y el rechazo a la analogía entre Dios y lo creado. Sus obras más destacadas son 'Las iluminaciones de La Meca' y 'Los engarces de la sabiduría'. Éstas constituyen una síntesis de su pensamiento metafísico. El mundo islámico considera al sabio murciano el 'Doctor Máximo' y el 'Vivificador de la Religión'. El cuerpo de Ibn Arabí reposa en una madrasa de Damasco, ciudad donde falleció en 1240.

     Por su parte, Ibn Sabin era un filósofo, místico y teólogo murciano nacido en Ricote en el año 1217. Su pensamiento se identificaba con el neoplatonismo, concepción filosófica basada en una única realidad suprema (Alá), creador de la inteligencia y del alma humanas, principio del movimiento y la materia. El filósofo ricoteño difundió su pensamiento por el Norte de África y La Meca, y atrajo entre sus admiradores a Federico II, emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico. Ibn Sabin se suicidó en La Meca para acercar su alma a Dios en el año 1270.

     Por último, Al-Ricotí era un sabio murciano nacido en Ricote en el siglo XIII. Este pensador recibió su formación cultural en la comunidad de ulemas de la capital del valle ricoteño. Al-Ricotí dominaba las disciplinas de la teología, el derecho, la lógica, la aritmética, la medicina y la música. Este maestro islámico transmitía sus enseñanzas en los idiomas árabe, hebreo y romance, símbolo de la convivencia de las tres culturas en el reino de Murcia. Al-Ricotí marchó hacia el exilio a Granada, donde impartió su sabiduría hasta el final de su vida en 1272.

     La estabilidad de Al-Ándalus duraría poco tiempo. La reconquista cristiana de Córdoba (1236) y la relación de vasallaje de Ibn Hud con la Corona de Castilla, mediante el pago de tributos, fueron las causas de la sublevación del señor musulmán de Arjona, Muhammad Ibn Nasr, instigador del asesinato del rey de Murcia Ibn Hud en el año 1237. El levantamiento de Ibn Nasr provocó el nacimiento del reino de Granada (1238) y el declive imparable del reino musulmán de Murcia.  

  Antonio Gómez-Guillamón Buendía