Continuando con el relato exhaustivo que nos hace Polibio de la forma en la que fue tomada la ciudad por parte de los romanos, ésta se realizó de la siguiente manera:

     "Publio Cornelio Escipión llegó en el otoño del 210 a.C., con la intención de controlar el territorio de la Península Ibérica, y establecerse en la ciudad de Tarraco y pasar el invierno. Aprovechando la falta de cooperación entre los jefes púnicos y la gran distancia que separaba a los distintos ejércitos cartaginenses, Asdrúbal, el hermano de Aníbal, se situaba en Carpetania, en torno a la minas de Cástulo; Magón, su hermano, defendía el estrecho de Gibraltar; Asdrúbal Giscón, desde la desembocadura del Tajo, vigilaba a los lusitanos, y empleando la misma estrategia que años antes había empleado el propio Aníbal en su incursión en la Península Itálica, es decir, combatir al enemigo en su propio territorio, inició una marcha rápida sobre Carthago Nova, de cuyas condiciones de defensa estaba bien informado: llegó en siete días, posiblemente desde Sagunto.

     Llevaba casi todo su ejército por tierra con 25.000 hombres y 2.500 caballeros, mientras enviaba por mar una escuadra de 36 navíos mandados por Cayo Laelio. Cartago Nova estaba defendida por Magón con 1.000 púnicos, los únicos expertos en la guerra, a los que se añadían 2.000 soldados indígenas, bisoños en la milicia y mal armados, y no más de 16 naves. Quizá había una excesiva confianza en sus murallas. Escipión cercó la ciudad por tierra y por mar, puso su campamento en las afueras, al  norte de la ciudad. Al lado opuesto del perímetro del campamento trazó un foso y una empalizada doble, que iban de mar a mar. Por el otro lado que daba a la ciudad no puso nada, pues la misma configuración del lugar le ofrecía seguridad suficiente".