José Liria Fernández, Pepín Liria, Cehegín, 1970.

Sus sueños de niño

     Pepín Liria nació en Cehegín el día 10 de mayo de 1970. Criado en el barrio del 'Mesoncico', fue allí, a una edad muy temprana, donde el futuro matador comenzó a jugar imitando los típicos pases de la fiesta, y a alimentar sus sueños de gloria torera.

     La plaza de toros de Cehegín fue para él un templo venerable que representaba todas sus aspiraciones de niño. Cuando acudía a alguna corrida con su abuelo y su padre siempre los hacía salir por la puerta por donde lo hacían los toreros, para así poder pisar el albero del ruedo y una vez allí fantasear con que él era matador.

     Con el paso del tiempo su familia se fue tomando en serio sus aspiraciones taurinas.

     En 1982 se trasladó a Murcia con su familia, donde comenzó sus entrenamientos en la finca de los Felices, del novillero Manuel Cháscales. Acabados sus estudios de bachiller, se apuntó a una escuela taurina.

Sus primeros paseíllos

     Todas sus ilusiones se colmaron cuando en 1983, por primera vez, vio su nombre en un cartel: José Liria MAXIMÍN, por su abuelo Máximo, que siempre lo alentó en sus deseos de ser torero. Su sueño se había hecho realidad.

     La primera vez en su vida que se vistió de luces fue en la pedanía murciana de Barqueros, en septiembre de 1988, donde actuó en la parte seria del espectáculo cómico-taurino 'El bombero torero'.

     No sería hasta dos años más tarde cuando debutase con picadores en su ciudad natal, el 8 de abril de 1990, enfrentándose a novillos de Soto de la Fuente, y alternando con Vicente Bejarano y Miguel Carrasco, cortando a su primer astado una oreja y al segundo, las dos orejas y el rabo.

     Su presentación en Madrid fue el 29 de abril de 1993, con Jesús Romero y Juan José Trujillo, como compañeros de cartel y ganado de Juan Antonio Ruiz Román.

La alternativa y el triunfo

     Su gran momento como matador de toros tuvo lugar en Murcia, el 11 de septiembre de 1993, fecha en la que tomó la alternativa de manos de Ortega Cano, que actuó de padrino, y con Finito de Córdoba como tercer espada, lidiando toros de Torrestrella.

     Su alternativa como matador la confirmó en Madrid, el 27 de marzo de 1994, en una corrida con reses de Los Millares. El padrino fue David Lugillano y de testigo estuvo Óscar Higares.

     Sus triunfos en plazas importantes de España y Francia frente a toros de ganaderías duras y prestigiosas le convirtieron en un torero muy respetado. Pepín Liria fue un matador hecho a sí mismo, pues logró con mucha gallardía y sufrimiento llegar al lugar que ocupa. En un principio eran más bien pocos quienes confiaban en que consiguiera los puestos que ha conquistado.

     De siempre ha tenido que enfrentarse a las ganaderías más complicadas, y nunca ha puesto ningún reparo a realizar el paseíllo en las plazas de mayor compromiso. Los cosos más importantes del orbe taurino se le han rendido.

     Pepín Liria fue considerado, en su momento, el torero en activo más aguerrido. De hecho, una de las plazas más bulliciosas, la de Pamplona, lo convirtió en uno de sus iconos.

     Sin embargo, los triunfos de Liria no se circunscribieron a determinadas plazas, sino que también supo ganarse con su toreo de cercanías y honrado, habitualmente ante toros de hierros complicados, el respeto de públicos como los de Sevilla o Madrid.

Despedida

     El 12 de octubre de 2008, el diestro se cortó la coleta en la misma plaza que tomó la alternativa, La Condomina de Murcia, en una actuación memorable en la que consiguió ocho orejas y un rabo, tras encerrarse solo ante seis toros, que finalmente fueron siete, en una corrida benéfica, en la que estuvo acompañado por varias figuras como Espartaco, Javier Conde, El Fandi o José María Manzanares.