Fernando Díaz de Mendoza y Aguado ha pasado a la historia por ser uno de los mejores actores de teatro nacidos en la Región de Murcia y, en opinión de muchos críticos, el mejor actor español de principios del siglo XX.

    De origen aristocrático, Fernando Díaz de Mendoza heredó a lo largo de su vida los títulos de VI Marqués de Fontanar, VII Marqués de San Mamés y VIII Conde de Balazote y de Lalaing. Era dos veces Grande de España.

    Durante su juventud se traslada a Madrid, donde entra en contacto con las artes escénicas participando en las funciones que se representan en el Teatro Ventura, un pequeño escenario que había construido la Duquesa de la Torre para el entretenimiento de los jóvenes de la alta sociedad madrileña. Durante estas representaciones Fernando Díaz de Mendoza muestra un talento innato como actor.

La Compañía Guerrero-Díaz de Mendoza

    Tras la desaparición del Teatro Ventura, Díaz de Mendoza, acuciado por problemas económicos, decide dedicarse al arte dramático. Su trabajo es elogiado por la crítica y tras varias representaciones por distintas provincias ingresa en la Compañía del Teatro Español. Pocos meses después se convierte en el Primer Actor de dicha compañía.

    En 1896 contrae matrimonio con la actriz María Guerrero. Poco después la pareja funda la Compañía de Teatro Guerrero-Díaz de Mendoza que en muy poco tiempo se convierte en la más importante de España. En 1897 la compañía emprende una gira por Argentina y Uruguay que obtiene un gran éxito. El cariño del público argentino hacia los actores españoles llevó a éstos a construir el teatro más importante de Argentina: el Teatro Cervantes, en el que colaboró Alfonso XIII, y que fue inaugurado en 1921.

Vinculado a su tierra

    Fernando Díaz de Mendoza mostró un especial cariño por su tierra. En 1901, a petición del Ayuntamiento, actuó en Murcia en la reinauguración del Teatro Romea para el que donó un telón de boca que aún se conserva.

    Gracias a su contribución al desarrollo de las artes escénicas y a su generosidad con la ciudad, el Ayuntamiento de Murcia le nombró Hijo Adoptivo en 1896, e Hijo Predilecto en 1900. En 1922 el Ayuntamiento de Madrid le tributó a él y a su esposa un homenaje de tres días en el que recibió la Gran Cruz de Isabel La Católica.

Autor: Juan Antonio Garre