Vista de un edificio en Algezares
Vista de un edificio en Algezares
Calle principal de Algezares
Calle principal de Algezares

La revolución liberal de 1820 propició que en Algezares sus gentes tuvieran ayuntamiento propio  y que su término municipal se delimitara en 1821, algo que supuso cierto enfrentamiento con la capital en el que hubo de mediar incluso el Jefe Político de Murcia y la Diputación Provincial.

Se quejaba Algezares de que Murcia la había dejado sin fondos con los que pudiera funcionar su ayuntamiento con el pretexto de la emancipación.  Fueron meses de auténtico agobio hasta que en 1821 la Diputación le prestó el apoyo  necesario e incluso admitió un representante de Algezares en su seno.

Pero por lo que Algezares cobró fama regional en aquélla época no fue por estos acontecimientos sino por la inclinación política de sus habitantes.  El Correo Murciano decía al respecto en 1822 que situaba en la balanza a dos pueblos extremos. En un platillo colocaba a Molina calificándolo de un pueblo servil por su fidelidad al régimen más conservador, lleno de opresores, y de Algezares afirmaba: 'basta su nombre para hacer la apología de este pueblo entusiasta'  refiriéndose a su carácter liberal, luchador y democrático.

La verdad es que esa fama la había ganado a pulso en el primer trimestre de 1820 cuando sus gentes lideradas por José Rubio Meseguer 'que después sería alcalde, apoyaron el levantamiento liberal del General Riego contra el absolutismo del rey Fernando VII.  Este aceptó las reformas el 9 de marzo pero en provincias llegaron más tarde.  Justo ese día y precisamente por liberal fue detenido en Algezares el diputado provincial Salvador Martínez.  El hecho fue descrito por la prensa como una emboscada llevada a cabo con nocturnidad y alevosía.  Y en efecto, como Salvador vivía en su pueblo, cada día tenía que bajar hasta Murcia para cumplir con sus obligaciones políticas.  Fue precisamente aprovechando uno de estos desplazamientos, justo a la bajada del puente, cuando doce hombres fuertemente armados 'enviados por los conservadores, lo arrestaron y condujeron a la cárcel, siendo tratado 'como un criminal infame'.  En el presidio coincidió con otro patriota y vecino, Mariano de Molina López Mesas, que había sido detenido en febrero y juzgado por Tomás Benito Escámez.  Las crónicas dicen de este joven algezareño que era un amante de las nuevas instituciones, de la constitución y las libertades públicas.

El nerviosismo que impregnaba el ambiente aquellos años generaba una especial distorsión y amplificación de cualquier comentario que se hiciera. inmediatamente circulaban de boca en boca aumentando el grado de tensión de manera crítica en algunos momentos.  Así, en junio de 1822 numerosos vecinos, que trabajaban en la capital  fueron notando cómo se redoblaba la guardia y se intensificaba la vigilancia a consecuencia de infundados temores de las autoridades capitalinas que creían inminente el ataque de una supuesta gran partida de vecinos de Algezares que provistos de armas pondrían en libertad a todos los presos, además de producir otros muchos y temidos altercados. 

Como siempre sucede, poco a poco las aguas fueron volviendo a su cauce, los liberales acabaron haciéndose con el poder. El alcalde llegó incluso a ser el comandante de la Milicia Nacional local, compuesta por 50 hombres dispuestos a defender la Constitución frente a sus detractores, entre los que curiosamente se encontraba el  bandolero convertido en conservador, Jaime Alfonso el Barbudo.  En fín, la cuestión es que, al menos hasta 1823, fueron puestos en libertad todos los detenidos y perseguidos por los monárquicos conservadores.

De 1823 a 1833 soplaron de nuevo malos vientos para Algezares ya que regresó el absolutismo.  Pero cuando el rey Fernando VII falleció y dio comienzo la primera guerra carlista los liberales tuvieron otra oportunidad y la población volvió a tener ayuntamiento propio (1836-1849)durante una veintena de años, aunque esta vez incluyendo a Los Lages y Los Garres con una extensión de 1.955 Ha.

Sesenta años después del Trienio Liberal, concretamente en 1882, volvió la prensa a destacar aquél legendario carácter liberal e indómito de Algezares al escribir una crónica sobre otro de sus hijos a cuyo respecto decía: 'Ha fallecido el consecuente liberal, hijo de Algezares, de ese pueblo en que no se ha amamantado a ningún absolutista, Gerónimo García Rubio.