No  es el bienio progresista de 1854-1856 de los más llamativos del siglo XIX español, al menos en cuanto a sucesos espectaculares se refiere, pero sí tiene importancia, y mucha, para el desarrollo de los acontecimientos históricos que surgirán después, y de conductas sociales que esbozadas anteriormente toman cuerpo en el bienio y se hacen comportamiento normal desde ese momento, como es la intervención activa de los estratos más bajos socialmente entendidos en la vida política y sobre todo en las algaradas callejeras que con uno u otro motivo serán tan frecuentes en estos años.

    Historiadores como Jover y Comellas trataron esta revolución y su desarrollo posterior como un mero escalón, como un simple paso hacia el Gobierno de la Unión Liberal, pero ya Kiernan, con un estudio general sobre el Bienio, pone de manifiesto la importancia de éste en aspectos como la desamortización o la profesionalización del ejército, unas veces con más acierto y otras con menos, llevados adelante pero siempre esbozados. Lo mismo hacen Azagra y Urquijo Gotilla en sus monografías sobre Valencia y Madrid en el Bienio, poniendo de manifiesto el esfuerzo modernizador desde el gobierno progresista.

Miguel Ángel Ríos Sanmartín

Revista Cartagena histórica, monográfico nº 19