Huellas. Catedral de Murcia. 2002. San Juan
Huellas. Catedral de Murcia. 2002. San Juan
Fundación Cajamurcia

     El desarrollo público de la religión alcanzó una de sus mayores realidades artísticas en la procesión penitencial considerada como uno de los acontecimientos más relevantes de la vida de las ciudades cuyas calles momentáneamente se transformaban al paso de tales cortejos. Ese carácter público y escénico de la procesión exigió la presencia de un arte hecho para la contemplación en movimiento y para ser admirado bajo diferentes luces. El sentimiento religioso originario pronto fue cediendo ante la irrupción de otros factores sociales dotados de los mismos componentes que los espectáculos efímeros tan típicos del barroco. La penitencia dio paso a la ostentación, ésta a la rivalidad y así, con el paso del tiempo, los cortejos procesionales formaron su propia imagen a expensas de sus propias realidades sociales o culturales.

     Este aspecto fue el que la exposición Huellas quiso destacar con la efigie del San Juan del Viernes Santo, pieza que por sí sola resume los aspectos más sobresalientes de la escultura procesional española. La posición dominante que ocupaba privilegiaba la mirada que podía recorrer sus cuatro perfiles para comprender que la unidad plástica y cromática eran los grandes valores de la escultura perfecta. Los sentimientos quedaban reservados para las Vírgenes dolientes, para los crucificados contemplados en la soledad de sus atormentadas y bellas siluetas, cuyo dramatismo se acentuaba ante los juegos de luces y sombras, pero a San Juan cupo representar la belleza de los efebos clásicos, la juventud por excelencia, concitando los secretos de una mirada que aquí se transforma en muda poesía.

Logo Cajamurcia

Logo Huellas