En el terreno del cine amateur de animación  existen ciertas figuras bien consideradas tales como Antonio Medina Bardón (1922-1996), Agustín Sánchez (1938) o Francisco Hernández Egea (1945) cuyos trabajos se desarrollaron principalmente en variados ejercicios de corte experimental en la polivalente categoría amateur denominada "Fantasía". Conviene aclarar que los certámenes de cortometrajes de esta época distinguían tan sólo tres secciones a concurso "Argumento", "Documental" y "Fantasía". Nomenclaturas que actualmente identificamos con "Ficción" (cortometraje), "Película Documental" y "Animación" (Infografía, animación clásica, stop-motion, etc.).

Desde el principio, el movimiento amateur murciano ha aportado mucho al cine de animación desde ese categoría de “Fantasía”. Producciones como las de Antonio Medina Bardón, Pinceles Locos (1957) y Fantasía en el puerto (1959), así como Póker (1957) de Julián Oñate, primera obra murciana en alcanzar el galardón del festival UNICA, máxima aspiración internacional del panorama amateur.

Entre las obras de animación experimental también destacaríamos Plax y Plox (1976) de Agustín Sánchez que, con una técnica similar al stop-motion, obtiene en Mäastricht la medalla de bronce del citado festival UNICA o los cortos de Francisco Hernández Egea, ganadores durante cuatro años consecutivos (1978-81) del premio Charlot (Tarrasa).

En una línea más cercana a lo que actualmente denominamos animación clásica (los populares dibujos animados) nos encontramos con la breve pero destacable obra de Celedonio Masutier (Cartagena, 1929). En menos de 10 años de actividad como cineasta amateur realizó trabajos interesantes con un uso muy efectivo de la música, al igual que su admirado Disney. Sus títulos más celebrados fueron Musikron que obtuvo la Giraldilla de Plata en el Certamen Nacional de Cine Amateur de Sevilla en1974 y Besuguín (1967) emitida en TVE.

Profundizando en el terreno de la animación clásica e introduciendo un proceso pseudo-industrial, que separaba secuencialmente los procesos de preproducción y realización, al modo de los grandes estudios, destaca como cortometrajista José María Candel Crespo (Murcia, 1940). Este autor, claramente deudor de los trabajos de la industria americana de los años 50 y 60 (principalmente Walt Disney) y de formación autodidacta, ha ganado numerosos reconocimientos a nivel nacional entre ellos el premio de la Bienal de Cine Amateur de Alicante (1988-1990), la Sirena de Oro de Cartagena (1979), el Sol de Oro de Lorca (1979) y varios Charlot del certamen de Tarrasa (1983, 1988).

Si bien Candel ha brillado como amateur, sus aportaciones al mercado profesional han sido breves, seguramente ilustrativas de la tormentosa industria de la animación española. Así, durante un breve periodo de tiempo, Candel llegó a colaborar con los Estudios Cruz Delgado en Madrid, bajo cuya supervisión realizó tareas de layout para la prestigiosa serie de televisión Don Quijote de la Mancha. Otras colaboraciones puntuales fueron los primeros episodios de Mofli, el último Koala serie de culto creada por los estudios Jordi Amorós en 1986 o las cabeceras de dos programas producidos por Juan Bautista Sanz y Dora Martínez Alfaro para TVE (Murcia) entre 1988 y 1989 (Verde que te quiero verde y Artesanía).

Cabe señalar, en este vasto terreno que es la animación, la aportación de otros autores de esferas artísticas afines tales como el diseño gráfico, la ilustración y el arte secuencial. En el mundo del cómic, por ejemplo, figuras como Juan Alvárez (Mazarrón, 1960) se formaron en la creación de storyboards para diversos estudios de animación y productos publicitarios. Otros ilustradores de gran talento como Santiago Arcas (Cartagena, 1974) compaginan el diseño de fondos y storyboards con sus trabajos más personales, mientras que personajes como los creados por Pedro Vera (San Pedro del Pinatar, 1967), los populares Ortega y Pacheco, han sido llevados a diferentes formatos de animación en televisión e Internet.

En el terreno de la animación digital y nuevas tecnologías, destacaremos el reciente trabajo de la empresa cartagenera Digital Mind, creada en 2001 para el desarrollo de producciones en animación 3D. Entre sus producciones cuenta con recreaciones virtuales de episodios y entornos históricos para documentales, así como otras obras de ficción. (Hiroshima, cortometraje ganador del Animadrid 2006) y de divulgación (Carthago Nova, 2010).