Descripción arquitectónica de la Catedral de Murcia

     Arquitectónicamente se trata de un templo de cruz latina, compuesto por tres naves y capillas laterales construidas a lo largo de toda la planta del templo.

     El número de tramos desde el crucero a los pies es de cinco, de los que tres están ocupados en la nave central por el Coro (y el órgano), que se ubica en la posición tradicional de las catedrales españolas, es decir, a partir del tramo siguiente a los pilares torales del crucero. El número de capillas laterales es de cinco a cada lado, aunque inicialmente sólo fueron cuatro, hasta el siglo XVI, que es cuando se amplió la longitud de las naves, con la equivalencia de un módulo más en los pies, a fin de crear un espacio mayor entre el viejo trascoro y la fachada iniciada en el segundo cuarto de dicho siglo.

     La girola se organiza en diez módulos de perímetro poligonal exterior, más dos tramos rectos; los módulos trapeciales externos de la girola se dividen en dos a efectos de formación de capillas. Aquellos paramentos en la dobladura de los muros permitió originariamente la aparición binaria de capillas en la girola, por lo que todas las que no se atienen a este esquema de dos fachadas en prolongación recta sin correspondencia con el desdoblado posterior en dos capillas (las del Corpus, la de los Vélez y la de los Medios Racioneros), corresponden a modificaciones realizadas sobre el esquema básico del templo primitivo.

     La cubrición de la nave central se hizo con bóvedas nervadas hexapartitas sobre arcos torales poco apuntados, excepto las del crucero y capilla mayor que son estrelladas, mientras que las de las naves laterales más antiguas son igualmente hexapartitas con nervios combados, con un resultado en zig-zag por descuido en el planteo de los pilares, o porque previsiblemente estaba proyectado otro tipo de nervaduras, como podría deducirse de los jarjamientos de los nervios verticales sobre los plementos de las bóvedas.

     Además existen una serie de edificaciones anejas, que se fueron añadiendo en diferentes etapas, a lo largo del tiempo. Es la suma de todas estas construcciones en distintos estilos artísticos lo que verdaderamente enriquece el conjunto catedralicio, resultando una ventana a un largo periodo de la historia del arte en Europa (S. XIV-XVIII)

Fachada Principal de la Catedral

     Se trata de una obra del excelente escultor Jaime Bort, construida entre 1737 y 1751 para sustituir a la fachada anterior renacentista que se encontraba en un lamentable estado. Se trata de una de las obras cumbres del barroco español y se asemeja a un gigantesco e impresionante retablo mayor que se configurará como una obra maestra de la conjunción entre la arquitectura y la escultura.

     Como colaboradores de Bort se pueden destacar algunos artistas como Juan de Gea y José López, atribuyéndose, incluso, alguna escultura de la portada al universal Salzillo, aunque también es probable que se tratase de obras de alguno de sus discípulos.

     Durante la dirección de la obra por Jaime Bort, este se encontró con multitud de quejas provenientes del Cabildo y el Concejo que apremiaban en la evolución de las obras. Pero está lentitud, debida a la meticulosidad y profesionalidad del maestro arquitecto, redundaría en la consistencia y valor artístico de la fachada. Sin embargo esta inquietud ante el lento ritmo de los trabajos se hizo palpable en las obras de finalización de la Imafronte, que recayeron sobre otro maestro, al ser llamado Bort a la Corte antes de acabar con la obra.

     Con el nuevo maestro, las obras irían a la velocidad esperada por las autoridades y esto es algo que se materializaría en un menor grado de perfección del ultimo cuerpo de la fachada. Es destacable el hecho de que para la construcción de esta obra se habilitó un taller cubierto en un solar próximo al templo, propiedad de los Vélez, en el que tuvieron que ser contratados un gran número de profesionales (canteros, escultores, tallistas, peones, etc) seleccionados personalmente por Jaime Bort.