Seminario de San Fulgencio [Vicente García Hernández]
Seminario de San Fulgencio


    Vicente García Hernández. Molina de Segura, 1935.

    Vicente García Hernández es sacerdote católico y poeta. Ganador del Premio Polo de Medina por 'Dios se llama Forastero' en 1963 tiene una dilatada carrera literaria. Ha escrito también ensayo, novela y teatro y, durante un tiempo, por los años sesenta del siglo XX,  fue asesor religioso en Radio Nacional del Sureste.

    Escritor de honda inspiración y sensibilidad, autor de obras bien construidas, de técnica formal, variada y sólida, y una poesía profunda e intimista.

    Su obra está empapada de un trasfondo espiritual. En ella, el escritor comparte con el lector su experiencia como hombre de honda vida interior pero atento a la realidad que lo envuelve, al acontecer cotidiano. El amor, la búsqueda de sí mismo, la verdad, la libertad... son los temas en torno a los que gira la obra de Vicente García Hernández, que afirma: "Ama y escribe lo que quieras".

    Biografía

    El poeta Vicente García Hernández nació en Molina de Segura en el año 1935. Estudió en el Seminario de San Fulgencio en Murcia y se ordenó sacerdote el 20 de junio de 1957. Ha llevado a cabo su labor pastoral en las parroquias de Pliego, Casas Nuevas, Archena, Las Torres de Cotillas, El Puntal, Javalí Viejo, San Pedro del Pinatar y Los Alcázares.

    Sus primeros trabajos literarios, 'Para pedir un ángel' (finalista del Polo de Medina en 1961), 'La Flauta', la obra de teatro 'El baile de las arañas' y diversas colaboraciones en revistas literarias, no tuvieron mucho eco y pasaron prácticamente desapercibidos. No fue hasta el año 1963, en el que ganó el premio Polo de Medina de la Excma. Diputación de Murcia, cuando García  Hernández se dio a conocer en los ambientes literarios.

   'Dios se llama forastero' (premio Polo de Medina 1963) es su primera obra poética importante. En cada uno de sus poemas el autor derrama su espiritualidad de un modo diáfano y actual. Sin rebuscamiento ni excesiva afectación nos habla de su experiencia de Dios, del amor de Dios que puede estar en lo más cotidiano, de la dureza del corazón del hombre que, al mismo tiempo que lo busca, como si viviera lejos, lo mantiene apartado de sí mismo con un muro infranqueable.

    En 1965 recibió el accésit de premio Adonais de poesía por el libro titulado 'Los pájaros'. En la contraportada de 'Los pájaros' podemos leer: En 'Los Pájaros' las cosas naturales adquieren una categoría estética que va más allá de la visión paisajística para llegar a veces al símbolo, a delinear lo que el poeta llama la ciencia del vivir, cuyos elementos esenciales e ideales son la sencillez, la bondad y el amor, que debieran impregnarlo todo... García Hernández usa un lenguaje rico, en el que abundan sabores y resonancias de corte campesino y acredita en estas páginas poseer un excelente instinto poético.

    En 1975 hizo una incursión en el género de la novela con 'Los vidrios rotos'. El autor relata una historia trágica que transcurre el marco de la Guerra Civil Española. De nuevo aquí, como en el resto de su obra, su vivencia religiosa deja su huella en la figura de uno de los protagonistas, el sacerdote del pequeño pueblo en el que se desarrollan los hechos de la novela.

    En 1977, con  'Creo en la tierra', el poeta da un paso más en su evolución poética acercándose al surrealismo. Más tarde, en 'Labios en la vía láctea' (1982), se percibe más bien un tono existencial. Francisco Javier Díez de Revenga escribe en su prólogo: "El lector que se aproxime a esta poesía valiente y renovada conocerá su valor y su verdad, porque sobre todo está dictada por una sinceridad expresiva, que no es sencillez ni naturalidad, sino verdad de un alma fuerte en lucha abierta contra el mundo".

    Tras unos años sin publicar en 1990, aparecen 'Los pájaros hablados'. Para Juan Estremera Gómez, prologuista del libro, el tema del amor, humano, secularizado, es el gran motivo central de la obra. En 'Las arañas y Retablo del portal iluminado', García Hernández se decanta por el teatro. La primera, una comedia en tres actos, recibió el Premio Andrés Baquero en 1978.

    En el año  2006 publica una nueva novela titulada 'La Santa Herejía'. Escrita con cierto tono humorístico el propio autor dice lo siguiente: "Al Dios irónico (si existe) le pido que no nos deje caer en la tentación de más inquisiciones intransigentes y represoras, censurantes y reparonas, y que ría".