Despues del sobresaliente principio, la carrera de Guardiola como actor ante las cámaras pasa por su momento de mayor esplendor entre esta segunda década de los cincuenta y los primeros sesenta. El gran número de películas en que participa, veintiuna de 1955 a 1963, es muy ilustrativo si tenemos en cuenta que no abandona su trabajo en los estudios de doblaje. Y más cuando se ve obligado a desplazarse por toda la geografía española (desde Andalucía a Barcelona o Galicia) e incluso hasta otros países (Italia, Egipto). Por otro lado, Guardiola continúa su inexorable marcha hacia el encasillamiento en papeles de duro sin escrúpulos en los que, todo sea dicho, se desenvuelve realmente bien.

     En 1955 se estrena en Barcelona El cerco, una película de Miguel Iglesias Bonns cuya trama está basada en hechos reales. El rodaje fue realizado en la ciudad Condal y no careció de incidencias pues la película incluye muchas tomas en exteriores. Guardiola interpreta uno de sus pocos papeles como protagonista absoluto y consigue revestir la acción de una veracidad que emerge de sus extraordinarias dotes en este tipo de papeles. Se atisban en su actuación modos del cine negro americano de la época. No en vano José, durante las sesiones de doblaje, se empapa diariamente con este estilo interpretativo.

     Ese mismo año participa en La gata, 1955, primera película española rodada en Cinemascope en la que Guardiola, con un pequeño papel, se ajusta perfectamente al tipo adecuado: bravucón, sarcástico y provocador.

     Aventura para dos (Spanish affair) es una coproducción hispano-americana dirigida por Don Siegel. El filme es una sucesión de imágenes que nos muestra hermosos paisajes naturales y monumentales de nuestro país y puede ser considerada, casi, como un hermoso cartel de agencia de viajes para extranjeros.

     Don Siegel abriría insospechadas perspectivas en la carrera de Guardiola. El actor llamó su atención y Siegel le propuso (por medio de la productora americana Paramount Pictures) intentar la aventura de Hollywood, para lo que Guardiola debería aprender inglés hasta un nivel aceptable. Se cuenta que se dió al actor murciano un año de plazo para saltar la barrera idiomática y que, desgraciadamente, no aprovechó esta oportunidad. Años más tarde, allá por los primeros ochenta, cuando presta su voz a Bogart en una serie de películas confesaría a su compañera en el doblaje, la excelente profesional María Masip, lamentar profundamente no haber aprovechado aquella oportunidad que podría haber supuesto el lanzamiento definitivo de su carrera.

     1957 resultará más prolífico que el anterior en trabajo ante las cámaras para el actor jumillano, tres son las películas que lo incluirán en su reparto. La película que abre este año de 1957 es Un hombre en la red (Un aguatto a Tanger es su título italiano), una coproducción italo-española dirigida por Riccardo Freda. La crítica vapuleó esta película apuntando numerosas deficiencias y ni los nombres internacionales, con Edmund Purdom, Gino Cervi y la elegante y distinguida Genevieve Page en cabeza, ni el destacado elenco español consiguen evitar que la película pasara sin pena ni gloria por nuestras pantallas. Guardiola encarna el breve papel de un duro guardaespaldas con “tic” nervioso a lo Bogart lo más profesionalmente posible. A destacar tan solo el acierto en el uso del cinepanoramic en blanco y negro por Francisco Sempere.

     El primero de noviembre de 1957 y a beneficio de los damnificados en las terribles que el 14 de octubre asolaron Valencia se estrena en el cine Fantasio de Barcelona la película Los amantes del desierto. Con objeto de garantizar el éxito de esta iniciativa, asisten al acto los dos principales actores del reparto español de la película: Carmen Sevilla y José Guardiola, que son entevistados sobre el escenario por el “joven locutor” Federico Gallo a propósito de sus vidas y carreras artísticas y también sobre los sucesos acaecidos durante el rodaje de la película pues José Guardiola fue uno de los pocos españoles a quien le pilló en El Cairo el conflicto de Suez. Carmen Sevilla, protegida por la Embajada española en Arabia Saudí, pudo marcharse a Luxor; el otro protagonista, Ricardo Montalbán, acogido a la protección americana, salió también con facilidad.

     Por lo que respecta a la actuación de Guardiola, no hay más que echar un vistazo a las referencias que de su labor presentan las críticas del estreno en Barcelona y Madrid:

     Antonio Martínez Tomás en La Vanguardia: “José Guardiola vitaliza el personaje más tortuoso, difícil y sombrío, mostrándose en este aspecto un consumado actor del tipo de los duros ”

     El Extra Segundo en Dígame: “Ricardo Montalbán, Gino Cervi y José Guardiola, excelentes actores, luchan contra lo falso de sus personajes”

     Luis Gómez Mesa en Arriba: “Merecen elogiarse las actuaciones de Gino Cervi, en el sultán Ibrahim, y José Guardiola en el traidor Selim”.

     Desgraciadamente, la buena interpretación conseguida en el filme anterior no tiene continuidad en sus siguientes largometrajes. El hereje, primera película de Francisco Borja Moro, es una obra fallida despreciada unánimemente por la crítica y Café de puerto, de Amedeo Nazzari, se nos presenta (ya en 1959) como un nuevo intento de cine-con-niño fácilmente olvidable. Para Guardiola sólo supondría unos días de rodaje en su apreciada Barcelona y poco más.

     Igual de desapercibida pasa la siguiente película, Caravana de esclavos, una previsible cinta de aventuras exóticas como las que, siempre con un exiguo presupuesto y generalmente en régimen de coproducción, comienzan a poblar las pantallas hasta dar nombre a una parcela más del área subgenérica. El guión se basa en dos novelas del prolífico Karl May y el filme viene firmado por Ramón Torrado y Georg Marischka. Sólo cabe destacar el buen uso del color por el polifacético Alfredo Fraile.

     Siguiendo con la racha del cine-con-niño Guardiola interviene en la quinta película de Joselito, que lleva por título El pequeño coronel. El niño va perdiendo naturalidad y estereotipando su actuación, su pose forzada ya no ofrece la frescura que le otorgó la admiración del público seguidor. El argumento, absolutamente predecible, cuenta con el buen oficio de María Mahor, Tomás Blanco, Carlos Larrañaga, el propio Guardiola (en papel de villano, claro) y otros mucho actores y actrices eficaces en nuestro cine.