Concha Segura en El Querer de la Pepa (1899)
Concha Segura en El Querer de la Pepa (1899)

    Durante el año 1898 Concha Segura siguió trabajando en el Teatro de la Zarzuela. El 25 de mayo se le tributó un segundo homenaje. Su actuación en El Señor Joaquín fue acogida con tanto entusiasmo que a su finalización se le tributó una estruendosa ovación y se arrojaron al escenario ramos de flores y palomas. La homenajeada también interpretó El Ángel Caído de Apolinar Brull y Federico Jacques, y La Canción de la Lola de Ricardo de la Vega. Tras la finalización del espectáculo recibió varios regalos, entre ellos una bombonera de oro macizo, una sortija de brillantes, un reloj y un alfiler de oro con piedras preciosas, además de numerosas sombrillas, abanicos, estuches de aseo y frascos de esencia.

    El 9 de junio de 1899 se le tributó un nuevo homenaje en el Teatro de la Zarzuela. El programa estaba compuesto por las obras Gigantes y Cabezudos, ¡Agua va!, El Ángel Caído, Los Borrachos y El Marqués de Caravaca. Concha Segura fue aplaudida con entusiasmo en todas las obras que interpretó, llenándose el escenario de flores cuando cantó la canción de La Aguadora en El Ángel Caido. En este tercer homenaje también recibió numerosos obsequios de sus admiradores.

Teatro Eslava

    Concha Segura trabajó en el Teatro de la Zarzuela hasta el verano de 1899. En agosto, mientras se encontraba descansando en la localidad de Moralzarzal, recibe una oferta económica muy importante para trabajar en el Teatro Eslava. Este local había sido remodelado con importantes mejoras, entre ellas el acceso que dejó de estar en el Pasadizo de San Ginés y pasó a la Calle Mayor. La Sociedad de Autores, que arrendó este teatro, quiso aprovechar el prestigio de la artista yeclana para reactivarlo. De este modo Concha y su inseparable hermana Paca pasaron a formar parte de la compañía dirigida por Pedro Ruiz de Arana, a la que pertenecieron hasta finales de abril de 1900.

    Tras rescindir el contrato con la empresa del Teatro Eslava, Concha Segura se toma unos meses de descanso. Durante el verano trabaja en el Teatro Pignatelli de Zaragoza. En agosto firma un contrato para regresar al Teatro de la Zarzuela, actuando por primera vez en septiembre.

Retirada de los escenarios

    La tarde del 28 de septiembre Concha Segura comunica que no podrá interpretar esa noche La Tempranica por una afección en la garganta. A Manuel Fernández Caballero le surge el problema de  encontrar a otra persona que interprete el papel de Concha, sin ensayo ni preparación previa, pues la obra era un éxito y no se quería cancelar. Al final Concha fue sustituida por Matilde Franco, quien apenas tuvo tiempo para ensayar. El 1 de octubre se hace pública la decisión de las hermanas Segura de abandonar la Compañía del Teatro de la Zarzuela, parece ser que por desavenencias con la empresa.

    La artista yeclana abandonó definitivamente los escenarios poco antes de cumplir 26 años. En marzo de 1901 se anunciaba la posibilidad de que la compañía del Teatro de la Comedia incorporara a Concha Segura, pero la artista cerró la posibilidad de un regreso tras contraer matrimonio con el catedrático de numismática, Antonio Vives Escudero. Paralelamente a la retirada de Concha Segura se produjo un decaimiento de la zarzuela. En 1903 el periódico El Liberal se lamentaba de que había descendido la calidad de las compañías con respecto a años anteriores, poniendo como ejemplo la marcha de Concha Segura.

    Siempre quedará la duda de cuál hubiera sido la proyección de Concha Segura de no haberse retirado tan joven de los escenarios y qué lugar ocuparía en la historia de las artes escénicas si hubiera dilatado su carrera.