Abrupta, escarpada y de fuertes pendientes, la Sierra de la Pila tiene un gran interés, no sólo por el gran valor de su ecosistema  biótico y de gran diversidad ambiental, sino también por su riqueza tectónica y paleontológica, aunque es sin embargo, uno de los espacios naturales menos conocidos y visitados de la Región de Murcia.

La Sierra de la Pila está situada en el cuadrante noroccidental de la Región de Murcia, comprendiendo los municipios de Abarán, Blanca, Molina de Segura y Fortuna.

Esta Sierra se ha caracterizado tradicionalmente por una fuerte dispersión demográfica, con una presencia de cortijadas que se encuentran en buena parte deshabitadas. Los núcleos de población son de origen árabe. La conquista cristiana no fue excesivamente traumática, por la permanencia de la población musulmana y la continuidad de las actividades económicas, cuyos elementos fundamentales fueron la actividad agrícola de los moriscos y el aprovechamiento de pastos por los ganaderos murcianos.

A partir del s. XIV la ganadería fue la actividad principal, con la incorporación a las Dehesas del Concejo de Murcia del término de Fortuna en 1379.

En el s. XV tiene gran importancia el carboneo, mientras que el s. XVII supone un avance de las roturaciones de eriales y montes y se amplía el regadío.

Durante el s. XVIII las actividades como la recolección y la caza adquieren de nuevo un importante valor económico. En este siglo se produce un aumento de la población, lo que hizo crecer la demanda de productos de recolección, como esparto, barrilla, carbón, madera y plantas aromáticas, además de un avance de la agricultura, que empuja a la ganadería a las zonas más altas.

El desarrollo económico entre los siglos XVII y XVIII llevó a la construcción de pozos para almacenar nieve. Durante el s. XX la industria del esparto alcanzó gran desarrollo, lo que ha influenciado enormemente el paisaje actual de algunas zonas como la Solana del Caramucel.