Salamandra común, renacuajo
Salamandra común, renacuajo
Vicente HERNÁNDEZ GIL
Salamandra Común
Salamandra Común
Vicente Hernández Gil

     La Salamandra común es un anfibio Urodelo, es decir, con cola. Su piel es lisa y de color negro brillante, con pequeñas manchas amarillas irregulares. Tiene abundantes glándulas, destacando las parótidas, que aparecen amarillas con puntitos negros señalando los poros de estas glándulas. Sobre ellas y el resto del cuerpo pueden aparecer pequeñas manchas de color vino. El vientre es de coloración más tenue, con pequeñas pintas.

     La forma, tamaño y distribución de las manchas amarillas varía según los individuos. La cola es de sección casi circular y el cuerpo de aspecto robusto, con extremidades cortas y fuertes, las anteriores con cuatro dedos y las posteriores con cinco. A esta coloración, amarilla y negra, se le denomina aposemática, pues advierte a sus posibles depredadores del mal sabor e irritación que le van a producir las secreciones de sus glándulas si se lo mete en la boca.

Costumbres y alimentación

     La salamandra es una especie de costumbres crepusculares y nocturnas, aunque en días lluviosos, y durante la época de reproducción, puede mostrar cierta actividad diurna. Es una especie netamente terrestre, tanto, que puede llegar a morir ahogada si cae dentro del agua en lugares de difícil salida. La reproducción incluye un característico cortejo. La fecundación es interna.

     Las "peleas" observadas por algunos lugareños corresponden con cierta seguridad a este ritual. Los huevos se desarrollan y eclosionan en el interior de la madre, que deposita las larvas en el agua, introduciendo únicamente la mitad posterior de su cuerpo en aguas limpias de balsas, fuentes y arroyos de montaña, en zonas de corriente lenta. Tanto durante el desarrollo como en el estado adulto, sufren mudas periódicas de la piel, que acompañan al crecimiento.

Protección y conservación

     Se trata de una especie muy localizada y escasa, que presenta unos contingentes poblacionales extremadamente reducidos y en condiciones de aislamiento, siendo sus perspectivas de futuro poco halagüeñas de no tomarse ninguna medida de conservación.

     En otras regiones se ha confirmado un declive y desaparición de poblaciones de salamandras. A ello se une para esta especie la disminución de las áreas encharcadas, su contaminación, el deterioro de abrevaderos o su modernización, la desecación de manantiales y la derivación de sus caudales para usos domésticos, agrícolas u otros, reduciendo los cuerpos de agua disponibles para la reproducción de este anfibio. La introducción de peces y cangrejos, y por último la persecución y muerte directa debido a creencias populares infundadas, también influyen en su desaparición.

Hábitat y distribución

     La Salamandra se distribuye por Europa meridional y central, y el noroeste de África, faltando en áreas costeras del Mediterráneo. En la Península Ibérica ocupa los macizos montañosos de casi toda la Península Ibérica, incluso islas. En la Región de Murcia se encuentra solamente en la Comarca del Noroeste, en los límites con las provincias de Granada y Albacete. También ha sido citada su presencia en Sierra Espuña.

Curiosidades: El Tiro-Suspiro

     Quizás se trate de una de las creencias más arraigadas entre las gentes del Noroeste murciano, y la que más daño hace a una de las especies más escasas y en peligro de nuestra fauna herpetológica: la Salamandra. Denominada Tiro por el paisanaje, salamandra que ven, salamandra que matan a garrotazos o pedradas. "Si te muerde el tiro no duras un suspiro" es el refrán popular que se transmite de generación en generación, ó "Si el tiro viera y la víbora oyera no habría hombre que al campo saliera". Como se puede ver, es comparada con la víbora su 'peligrosidad'. Nada más lejos de la realidad.

     La salamandra es un animal que no reviste absolutamente ningún peligro, ni para otros animales ni para el hombre. Es cierto que en su piel tiene glándulas que producen sustancias irritantes, pero que la protegen de la desecación, pero nada más.

     Si un zorro captura una salamandra se disparan (como una espinilla) las sustancias de estas glándulas y le irritan la boca. Este zorro recordará a la salamandra para no volver a capturar una, a lo que le ayudará el color negro y amarillo de su piel (coloración aposemática, de advertencia).

     Así pues, si cogemos una (para verla y dejarla luego en el mismo sitio, claro está), no nos debemos olvidar después de lavarnos bien las manos. Bueno, pues no les enseñes una salamandra a las gentes del Noroeste, porque correrán despavoridos, y si pueden, la matarán. En su creencia está que si te quedas dormido en el campo, se aproximan y comienzan a lamerte poco a poco, erosionando la carne hasta abrir una herida y llegar a una vena. Llegado este punto, y una vez contacta la salamandra con la sangre, ya no hay remedio y mueres ('no duras un suspiro').

Vicente Hernández Gil