Alfarería - Cocción
Alfarería - Cocción

Alfarería

    En la Región de Murcia, los alfareros se han agrupado históricamente en las comunidades bañadas por los ríos Mula y Segura, aprovechando las terrazas naturales surgidas a orillas de los cauces y ramblas, ya que éstas proporcionaban los tres elementos necesarios para la práctica del oficio: agua, barro y espacio.

    A la hora de trabajar el barro, se pueden utilizar diversos instrumentos: torno, torzal, media caña, banco, asientos o separadores. Para después realizar el bizcochado en un horno árabe o en modernos hornos eléctricos o de gas.

    Cada tipo de arcilla recibe un nombre diferente: morga, cárdena, azul, levas, arenosa, etc.

    En los talleres de Totana y Mula aún se fabrican tinajas para almacenar aceitunas, vinos, aceites y otros productos. En las piezas ornamentadas destaca la labor de verdaderos especialistas, tanto en la elección de los colores, como en el diseño de los dibujos.

    Finalmente, en la conocida como 'ollería' encontramos modalidades de este objeto tradicionalmente utilizado en los hogares: ollas, morteros, cazuelas, lebrillos, perolas o jarras.

    El arte de elaborar objetos con barro se ha transmitido de generación en generación durante siglos.

  • El primer paso del proceso consiste en la búsqueda y preparación de los barros, ya que cada objeto requiere una arcilla con textura y características determinadas.

  • Posteriormente un especialista realiza las combinaciones necesarias de agua y arcilla en una batidora eléctrica. Antiguamente, se mezclaban en una balsa, moviéndola con palos largos.

  • Una vez que se elimina el agua sobrante y pasa por la sobadora (que le proporciona homogeneidad), se tamiza, estando el barro listo para pasar al torno, donde el maestro alfarero se ayuda de media caña para ir alisando la superficie del objeto mientras va girando, siempre con las manos mojadas.

  • Finalmente, se prepara la pieza de barro con sedal. Las que no van a ser coloreadas después de cocerlas, se vidrian o esmaltan.

Cerámica

    Las piezas de cerámica murciana se diferencian de las de barro basto porque son elaboradas mediante una segunda cocción, después de ser decorada y pintada con un último barniz, llamado "cubierta", que le proporciona un brillo muy característico.

    En un principio las piezas tenían un sentido más funcional y práctico, con líneas sobrias. Por lo que la decoración y el uso de los colores con carácter ornamental es bastante reciente, buscándose para su desarrollo nuevas fórmulas que varían en el tiempo.

    En este sentido, destacan numerosos alfareros que destinaron sus trabajos en cerámica basta a la jardinería: maceteros, orzas de barro, jarrones, búcaros, cuencos y tinajas. Hay piezas exclusivamente en barro y otras en cerámica, decorada con uno o varios colores. La mayor producción se localiza en Totana y Aledo, siendo la Región de Murcia actualmente uno de los principales centros de producción de piezas para jardinería.

    Gran cantidad de alfareros murcianos han basado sus innovaciones en piezas y diseños tradicionales de lebrillos, botijos, jarras, tarros de cocina, juegos de café, platos decorados sobre fondos blancos y vidriados, con motivos animales o vegetales, etc. Hay que destacar las famosas jarras de "picos" o "de la novia", elaboradas en Lorca y Totana, que son una lujosa versión de la tradicional jarra de beber. Según una leyenda popular, en esta jarra beben vino los contrayentes sin derramar una gota, en señal de felicidad eterna.

    Otros artesanos trabajan paisajes en bajorrelieve, ramos de flores clásicos murcianos, bodegones y azulejos decorados con motivos vegetales y medievales, pintados a mano. La innovación técnica, la gama de productos de valor decorativo y su tipología constituyen la línea divisoria entre arte y artesanía.