Son muy escasas las referencias documentales a esta estructura edilicia, por lo que poco sabemos de su devenir histórico si no es gracias a diferentes estudios arqueológicos que generalmente se han centrado, con muy buen criterio, en todo el complejo existente alrededor de la rambla del Puerto: Portazgo Inferior, Superior, y el castillo de La Asomada.

Al parecer, existen suficientes elementos que sostienen la hipótesis, ya planteada por González Simancas en los primeros años de la pasada centuria, de que estamos ante un palacio fortificado. Una edificación que respondería a la tradición islámica de asociar este tipo de construcciones a grandes explotaciones agropecuarias, que tiene en Murcia singulares ejemplos, especialmente en Monteagudo

Así se podría datar este palacio en torno al siglo XII. El arqueólogo Manzano Martínez precisa incluso que podría tratarse de un espacio cortesano construido durante el máximo esplendor de la taifa islámica de Murcia, en concreto durante el emirato del famoso Ibn Mardanís, el Rey Lobo de las crónicas cristianas, quién, con la ayuda castellana, iba a resistir la invasión almohade del sureste peninsular. Y sería precisamente el fracaso de esta empresa la que dejaría inconclusas las obras existentes en el Puerto de la Cadena, abandonadas tras el colapso y desaparición del poder mardanisí con la entrada de las tropas almohades.