Molino del Canal[Bullas]
Molino del Canal

Ordenanzas

Desde siempre, la sabiduría popular ha estado presente en la huerta en forma de leyes no escritas que eran respetadas generación tras generación por los huertanos, las cuales dirigían el buen cuidado y la convivencia en las tierras regadas por el Segura.

En el siglo XIX, ante la modernización de la sociedad y la necesidad de una regulación jurídica mucho más inmediata, rápida y eficaz; se establecieron reglas o leyes por escrito en la llamada "Ordenanza", que fue promulgada a través del Ayuntamiento de Murcia en 1827.

Esta "Ordenanza" incluía las viejas y nuevas normas que se plasmaban por escrito para que fueran legalmente tratadas, aunque la sabiduría de la vieja huerta seguiría presente en los encargados de dar vigencia al nuevo sistema. Se trataba del conocido como Consejo de los Hombre Buenos, que aún hoy en día podemos asistir a sus reuniones en el Ayuntamiento de Murcia.

Todo este sistema representado en la Ordenanza tenía una importancia inusitada, ya que consideraba a la huerta y a sus miembros con una personalidad jurídica propia, es decir, con propias leyes y sobre todo un control total sobre las aguas de riego.

Riego

Las formas o técnicas de regadío en la huerta han variado poco hasta bien entrado el siglo XX, con la llegada, entre otros, del riego a goteo

El más extendido sin duda es el conocido como riego a "manta", que se lleva o llevaba a cabo sobre los cultivos de cereales y árboles frutales. Consistía en inundar la proporción de tierra que se quería regar, un sistema poco rentable tanto en la repercusión que podía suponer para la tierra regada como para el porcentaje de agua despilfarrada en el riego. Este último, como hemos indicado, no era el único. Otro bastante extendido era el riego por surcos, que solía darse sobre todo en bancales y terrenos que eran utilizados para el cultivo de hortalizas. Este procedimiento exigía menos gasto de agua y el terreno sufre menos que en el anterior.

No se puede dejar de recordar tampoco el reparto del agua que se realizaba y aún hoy en día se sigue realizando pese a los difíciles momentos por los que pasa la huerta. Respecto a este tema es difícil poder llegar a unas reglas generales, dada la diversidad de zonas que la componen y que han tenido muchas veces una evolución particular; por ello las dotaciones de agua no son las mismas, ni tampoco lo son la anchura de las acequias, ni siquiera la cantidad de agua que pueden llevar. Al mismo tiempo, según las zonas de la huerta, son distintas las equivalencias del agua que se da, aunque el volumen de tierra que se tenga sea el mismo.