Escalera y carteles del Entierro de la Sardina [Murcia_Museo Gaya]
Escalera y carteles del Entierro de la Sardina

Historia

En 1980, cuando Ramón Gaya alcanzó la edad de 70 años, en Murcia, su ciudad, un grupo de amigos, impulsados por la admiración y el cariño, decidieron organizarle un homenaje.

El acto proyectado, en un principio, consistiría en una exposición de gran parte de su obra junto con la de otros pintores murcianos. Para la ocasión también se editaría simultáneamente un libro. Éste estaría compuesto por poemas, artículos y estudios sobre Ramón Gaya y su obra, así como por muestras de su propia producción escrita.

Por último, junto a estas iniciativas, el Ayuntamiento acordó nombrarle Hijo Predilecto de la Ciudad. Entonces, en señal de agradecimiento, Ramón Gaya, decidió legar más de cien obras a su ciudad natal.

Tras un viaje a México con su mujer, a la primera donación fueron incorporados otra serie de cuadros que aumentaron el legado inicial.

Sólo faltaba que Murcia tuviese un lugar para acoger la colección acorde con la importancia de ésta, decidiéndose finalmente el emplazamiento en la casa palarea de la Plaza de Santa Catalina. Después de que Ramón Gaya volviese a aumentar su generosa donación con veinticinco nuevos dibujos, el 10 de octubre de 1990, cuando el pintor cumplía 80 años, el Museo Ramón Gaya abrió sus puertas.

Arquitectura

La sede del Museo es una casa solariega pintada en 'amoroso amarillo', en palabras del arquitecto José María Hervás y con las características tradicionales de las arquitecturas del siglo XIX.

El Ayuntamiento de Murcia adquirió el edificio para albergar la colección donada por Ramón Gaya. La casa fue rehabilitada y acondicionada por el arquitecto  municipal Miguel Ángel Beloqui.

Éste la adaptó para ser un Museo capaz de mostrar una pintura que 'emociona' y hace que el espectador 'sienta y viva' la pintura de Ramón Gaya. Para ello Beloqui respetó toda la estructura de la casa, mantenimiento la parte noble, llena de salas espaciosas y la de servicio con rincones y recovecos.

Del edificio original se conservaron la fachada con sus balcones, rejas de buche de paloma, mirador y la escalera principal con sus óculos al exterior. Todos estos elementos representativos de la arquitectura murciana de una época.