Juan Antonio Abellán Juliá nació en 1961 en un pueblo de Murcia en donde siglos antes nació la madre del último rey de Granada, estoy hablando de Cieza.

A fuerza de sortilegios yo me empeñé en encontrar referencias a mundos de los cuales yo tengo vagos colores y Abellán Juliá tiene bellas herencias. Juan Antonio llega a México y aquellas luces se mezclan con nuestras luces y surgen estos cuadros que antes tenían una cierta referencia mediterránea y hoy tienen una cierta noticia de nuestros ríos.

Abellán Juliá inventa cuando pinta y cuando inventa sueña de alguna manera.

Los cuadros de Abellán Juliá tienen por lo tanto mucho de tapices y mucho de paisajes abstractos entre cuyas abstracciones surgen inventos reveladores cuando no son sino noticias de una naturaleza que el autor recrea gozosamente.

Juan Antonio Abellán Juliá ha venido pintando sobre todo por lugares mediterráneos y ahora experimenta en otras tierra lejanas que son las nuestras.

He visto sus primeros cuadros en la galería Landucci. Fueron, los que yo vi, obras de grandes proporciones nacidas dentro de un paisajismo muy luminoso como corresponde a las luces que él vio por primera vez.

Ahora enfrentado a estas otras luces que va descubriendo entre nosotros surgen estos tiempos nuevos que el pintor no había podido sino soñar.

Juan Antonio Abellán Juliá llega a nosotros con una paleta vieja, pero atenta al cambio.

Sus cuadros son tanto un goce por lo nuevo como también por lo que puede llegar a sorprendernos.

Quiero señalar que entre la pintura de Abellán Juliá y mis textos periodísticos ninguna relación puede encontrarse, ya que la mamá del último rey moro nada tiene que ver, que yo sepa, con los marineros cántabros por mucho que estos miren con respeto a Cuauhtémoc.

Y sin embargo, por un milagro que yo no se si tiene que ver con la pintura o con misterios singulares el heredero de la reina mora se ha hecho amigo del escritor Taibo.

Y tan amigos son que hoy me comprometí a escribir un elogio de un cierto cuadro que primero vi en la galería Landucci y ahora veo ante mis narices. Pero no es fácil hablar de un bello cuadro cuando no se tiene a mano colores y talento.

Tendré que decir que Abellán Juliá es un artista imaginativo y que sus lienzos tienen mezclados la gracia de las mariposas junto con multitud de vuelos y revuelos que quien sabe de donde se los habrá sacado el tataranieto de la reina mora.

Paco Ignacio Taibo I
Escritor y periodista
Columna “Esquina Baja”,  periódico El Universal.
México, D.F