El convento

Ubicado sobre una elevación, que en origen se encontraba distanciado del casco urbano de Cehegín, se levanta el conjunto conventual, compuesto por la iglesia y el convento, de grandes dimensiones y dispuesto en torno a dos claustros.

Se trata eminentemente de una edificación dieciochesca, época donde el convento alcanza su máximo desarrollo y esplendor, aunque basada en inmuebles anteriores que se van transformando de acuerdo con las ampliaciones y necesidades de la comunidad.

El claustro principal

En torno al claustro principal, el más próximo a la fachada de la iglesia, se disponen las dependencias de los padres franciscanos, quedando, según las descripciones de la época, la celda del Padre Provincial hacia la plaza que se abre frente a la fachada. En la segunda planta de este claustro se encontraban las habitaciones destinadas al Colegio Seráfico, con acceso a través del vestíbulo junto a la entrada del coro, aquí había dos aulas, una sala de estudios y las celdas del Padre Rector y Vicerrector. En la última planta se ubicaban las celdas de los estudiantes y un Oratorio.

El segundo claustro

En el segundo claustro, de menos vistosidad, aunque no de menor tamaño, se ubicaban las habitaciones de los hermanos y los postulantes.

Escalera de la "Tota Pulchra"

Una de las piezas más interesantes del convento era la escalera de la “Tota Pulchra”. En los conventos de franciscanos y de clarisas se canta de rodillas, y ante una imagen o cuadro de la Inmaculada, sito en la escalera principal, tiene lugar el canto de la “Tota Pulchra” por las noches después de la cena.

Características

El carácter monumental le viene dado por sus dimensiones, más que por la riqueza decorativa, pues siguiendo las normas de la regla franciscana los interiores de la clausura son de una gran sencillez, que roza la mayor austeridad.

Vicisitudes del convento

Hay que tener en cuenta además, que los múltiples avatares de la historia de este convento, tanto por los desastres provocados por revueltas y guerras, como por los que a consecuencia de sus necesidades de ampliación para la labor educativa que se llevaba a cabo en este enclave, han ido transformando espacios, adecuando instalaciones y posteriormente quedando en desuso. Los materiales empleados para la reforma de último momento no fueron los mejores para su pervivencia, ya que las zonas donde el deterioro ha sido más feroz se ecuentran en lo más reciente.

La iglesia

Del mismo modo, la iglesia de Ntra. Sra. de las Maravillas va sufriendo transformaciones y ampliaciones, hasta llegar a su actual fisonomía, aunque quizás en ella los cambios en general no han ido en detrimento de la calidad artística del conjunto.

Zonas

Pueden distinguirse dos zonas delimitadas cronológica y estilísticamente: La correspondiente a los siglos XVI y XVII, dentro de la tipología de iglesia de cruz latina con la nave central, las laterales y la torre sobre una fachada que, aunque pertenece a esta época, ha sido continuamente remodelada perdiendo su aspecto original.

Altar Mayor

En el siglo XVIII y a consecuencia del auge que gracias a la imagen de la Virgen de las Maravillas, que preside el Altar Mayor, va tomando esta iglesia, se transforma la cabecera de la misma, ampliándose la zona del presbiterio con un rico e importante, en cuanto a tamaño, camarín, al que se accede a través de una desproporcionada escalera desde el crucero del lateral izquierdo, discurriendo en paralelo al presbiterio.

Capilla de San José

Adosado al brazo norte del crucero se sitúa la capilla de San José, que en sí misma es como otra pequeña iglesia, pues se dispone también en forma de cruz latina. En el arco de ingreso se encuentra una lápida con la inscripción: “Esta capilla se hizo en el año 1755 y se restauró en 1891”. El crucero se cubre con cúpula de ocho cascos con lunetos y ventanas. La bóveda del primer tramo es de arista, el resto de cañón con lunetos. El presbiterio es rectangular y cuenta con un buen retablo barroco. Esta capilla tiene una puerta que da acceso al atrio.

Sacristía y cripta

Al otro lado del presbiterio se encuentra la muy transformada sacristía, que no conserva en la actualidad ningún vestigio de su pasado, y de aquí se accede a la cripta bajo el camarín de la Virgen.

Camarín

Quizás el elemento más destacable por su vistosidad decorativa sea el camarín de la iglesia (1802-03), proyectado por Francisco Ganga Santacruz, miembro de una importante familia de retablistas murcianos; de forma octogonal, sobre planta cuadrada, y ejecutado íntegramente en madera policromada, en marmoleados de gran calidad plástica, y dorada. Aunque su concepción es neoclásica no ha perdido en absoluto el regusto compositivo barroco. Completaba el conjunto del camarín una bella puerta de acceso que actualmente se encuentra ubicada en la zona de tránsito del claustro a la sacristía.

Decoración

El resto de la iglesia cuenta con la tradicional decoración del barroco levantino adornado con placas de yeserías onduladas, que modulan el movimiento de sus muros.