Patio de Armas [Batería de San Isidoro y Santa  Florentina]
Patio de Armas
Embarcadero [Batería de San Isidoro y Santa  Florentina]
Embarcadero

     La construcción de las baterías de San Isidoro y Santa Florentina se ha de enmarcar en el contexto del gran despliegue defensivo que la Monarquía llevó a cabo sobre Cartagena durante el siglo XVIII. La construcción del arsenal requirió un buen estado de las defensas portuarias, cuyos elementos, actuando entre sí y complementariamente, pudiesen evitar que una flota enemiga entrase en la bahía cartagenera. Así se dispusieron dos plataformas artilleras que, por su proximidad y su unión por una cortina, funcionaron como una sola unidad de fuego. En 1739, según un informe del ingeniero militar Esteban de Panón, estaban emplazados siete cañones de a 24 en este lugar.

     Como consecuencia del Plan de Defensa de 1860, la batería fue ampliamente reformada al igual que otros importantes puntos defensivos de Cartagena y su puerto. Se montaron entonces seis cañones de hierro de 21 cm que en 1870 realizaron las salvas de honor de la Comisión de las Cortes Constituyentes, que, llegada a la ciudad portuaria, embarcaría rumbo a Italia para comunicar al duque de Aosta su nombramiento como rey de España.

     La rapidez de los avances tecnológicos dados durante la segunda mitad del siglo XIX llevó a un nuevo plan de transformación de la batería a finales de aquella centuria, que culminó con el edificio actual, cuyas obras finalizaron en 1901, a falta de unas piezas de artillería que jamás llegaron a montarse. Precisamente fueron esos mismos avances en los artefactos bélicos, fruto de la revolución industrial, los que dejaron a este importante punto de las fortificaciones cartageneras completamente desfasado en muy pocos años. No obstante, por su notable capacidad, el edificio fue destinado a alojamiento militar durante un breve espacio de tiempo, pasando a ser luego depósito de municiones, hasta quedar sin uso en 1997.