El conjunto rupestre de los Abrigos del Pozo (descubierto oficialmente en 1978 por Juan Abellán Hernández, aunque era conocido por los pastores de la zona) comprende dos abrigos continuos que contienen pinturas rupestres. El recinto queda limitado topográficamente por un alto escalón perpendicular al río y por un suave meandro que describe el Segura a su paso por el lugar

Todas las pinturas esquemáticas se distribuyen en tres zonas adyacentes. El panel I se localiza en un lugar poco profundo, casi vertical y muy expuesto a la erosión, por lo que apenas quedan restos de pinturas y éstas son difíciles de diferenciar entre las manchas de óxido de hierro que afloran en el soporte calizo. Están a 1,5 metros sobre el suelo.

El abrigo grande contiene los paneles II al V con una equidistancia de unos 9 metros. Este espacio de silueta arqueada en plata tiene unas dimensiones aproximadas de 30 metros de longitud y 9 metros de anchura mayor. Las pinturas se encuentran próximas al suelo a consecuencia del depósito fluvial que, en algunos casos, ha llegado a afectar a las del panel II.

A continuación del abrigo grande hay una pequeña covacha. El acceso resulta difícil por la proximidad del río a las rocas, donde forman escarpes. En las ennegrecidas paredes de la cueva se advierten algunas esquematizaciones pictóricas. Consisten en cuatro figuraciones El color de éstas se sitúa dentro del rojo oscuro.

Las pinturas representan tórax y miembros inferiores, hombres con brazos en asa, azadas, cuadrúpedos, barras (figuras humanas esquematizadas), trazos verticales unidos a otros horizontales y puntos.