Por la carretera que une Aledo con Lorca existe un sin fin de casas de campo que hoy en día se dedican al cultivo de la vid. A unos 7 km de Aledo, en una pequeña elevación, existe una pista asfaltada que nos conduce hasta las inmediaciones del cortijo de la Huerta Nueva, donde se encuentra la almazara del mismo nombre.

La zona donde se sitúa la almazara ha experimentado un cambio salvaje en cuanto al paisaje agrario, pues la mayoría de olivos y almendros han desaparecido por la incorporación de vid como cultivo estrella.

El cortijo de la Huerta Nueva y su almazara son un viejo grupo de casas que nos transportan, junto con el paisaje que tienen a su alrededor, a unos cientos de años en el tiempo, ya que como nos contaba uno de sus dueños Francisco Sánchez López, 'la almazara y el cortijo existían desde antiguo, desde mucho antes que sus abuelos'.

Es uno de los pocos cortijos de la zona que ha seguido manteniendo los olivos y los almendros.

La Almazara se encuentra en un viejo cobertizo y sólo atravesando la puerta de doble hoja que se abre tras mover una pesada llave, se encuentra la maquinaria, que ha cumplido ya los 100 años. Se trata de una de las últimas almazaras tradicionales que estuvieron en actividad.

A parte de las telarañas y el polvo acumulado, la almazara se encuentra en perfecto estado de conservación, la maquinaria está engrasada y puesta a punto para empezar a trabajar cuando hiciese falta.

Los utensilios que allí subsisten: zafras, tinajas, los capazos de esparto, embudos, apilados perfectamente en orden, le dan la sensación de encontrarse ante un museo viviente.

Resalta tanto la rueda como las piedras de moler, la primera tiene unos 2 metros de diámetro mientras que las segundas eran movidas mediante una enorme viga de unos 4 ó 5 metros.