Paleolítico y Epipaleolítico: los primeros asentamientos

   Los primeros restos de un asentamiento humano encontrados en Jumilla se remontan al Paleolítico Inferior, hace 450.000 años, hallándose en el paraje conocido como El Cerco o Fuente Principal. Este yacimiento se localiza cerca de un antiguo afloramiento de agua, donde se han encontrado restos de industria lítica (piedra trabajada) como percutores o machacadores. En el mismo yacimiento también se ha recogido industria lítica del Paleolítico Medio-Superior, de hace 80.000 años, lo que nos da idea de la importancia de El Cerco en el asentamiento de los habitantes del Paleolítico.

   El Epipaleolítico constituye el periodo de transición entre la sociedad cazadora-recolectora del Paleolítico y la futura sociedad ganadero-agrícola del Neolítico. En Jumilla se han encontrado tres tipos distintos de yacimientos vinculados a este periodo, clasificados según su lugar de ubicación:
-Pobladores asentados en el llano: en el paraje de La Borracha, a dos kilómetros de la ciudad, se han encontrado numerosas piezas de sílex trabajadas, como buriles, dientes de hoz y objetos de adorno.
-Pobladores de los montes: en la Sierra de Santa Ana han aparecido restos similares a los de La Borracha, completados con piezas como cuchillos y punzones.
-Pobladores de cuevas y abrigos rocosos: algunas de las manifestaciones prehistóricas más interesantes de Jumilla podemos encontrarlas en estas cuevas o abrigos rocosos. Se trata de las pinturas rupestres.

   Las pinturas rupestres de Jumilla

   En Jumilla destaca la presencia de pinturas rupestres en los abrigos del Buen Aire, en el paraje del Rincón del Buen Aire; o del Peliciego, en la Sierra de las Grajas. Estas pinturas se incluyen dentro del arte rupestre del arco levantino, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998. En estos yacimientos se encuentran dos de los principales estilos que componen las pinturas levantinas: el estilo levantino, de corte naturalista, y el estilo esquemático. En estos momentos la prioridad máxima es conseguir la conservación de las pinturas y su entorno, así como su puesta en valor, para que el público visitante aprecie su valía y necesidad de protección.

   Neolítico y Eneolítico

   Durante el Neolítico las sociedades pasaron a ser agrícolas y ganaderas, y la producción de materiales se especializó. De esta forma nació el pulimentado de la piedra y la cerámica. Una muestra del periodo Eneolítico la tenemos en el poblado de El Prado, distante en 3 kilómetros de la ciudad de Jumilla. Este hábitat debió contar con unos 300 habitantes y sus hogares eran cabañas fabricadas con cañas y adobes de barro, sostenidas por un pilar central. Sus piezas cerámicas estaban producidas por una mezcla de barro y jumillita (mineral que sólo se encuentra en Jumilla). Cabe resaltar que en este yacimiento se han encontrado restos de vides cultivadas hace 5.000 años.

   La Cueva de los Tiestos, a 3'5 kilómetros de Jumilla, fue utilizada como espacio sagrado por los habitantes de Jumilla hace 5000 años. En ella se han encontrado enterramientos donde los cuerpos se presentaban en posición fetal, con el fin de entrar en la otra vida del mismo modo que vinieron a ésta. Además, estaban acompañados de un rico ajuar funerario, con los utensilios que habían utilizado en vida. Estos restos arqueológicos se pueden visitar en el Museo Arqueológico de Jumilla.

   Edad de los Metales

   En Jumilla es importante la Edad de Bronce (1.900-900 a.C), por la cantidad de poblados encontrados en las intervenciones arqueológicas. Estos poblados están situados en cerros de mediana altura, fácilmente defendibles y con una distribución anárquica de sus viviendas. En este  periodo de rivalidad entre poblados se solía fortificar los asentamientos hasta con tres alineamientos de murallas. Entre los más representativos de la zona encontramos El Cerrico Redondo, El Portichuelo, Los Conejos y, de manera especial, Coimbra de la Buitrera, el único poblado que permaneció habitado hasta la Edad de Hierro (s. IX-VI a C).

   Cultura íbera: el nacimiento de los primeros núcleos urbanos

   El descubrimiento del yacimiento de Coimbra del Barranco Ancho supuso un gran paso para el estudio de la cultura íbera en Jumilla y en toda la Región de Murcia. No en vano fue declarado Bien de Interés Cultural. Situado a 4'5 kilómetros al suroeste de Jumilla, se puede considerar como el primer núcleo urbano de la comarca. Es un poblado situado estratégicamente, que domina un amplio territorio y posee vías naturales de comunicación. Está formado por tres necrópolis, un santuario y el poblado. Era defendido por dos líneas de murallas y se accedía al recinto mediante una puerta flanqueada por dos torres. El poblado estaba urbanizado con casas que formaban manzanas y calles, siendo su medio principal de subsistencia la agricultura y la ganadería. Una de las esculturas íberas más importantes de la Región de Murcia se ha encontrado en Coimbra del Barranco Ancho. Se trata de un cipo funerario, que se puede ver en la actualidad en el Museo Arqueológico 'Jerónimo Molina'.