Balsicas y su entorno poseen una gran riqueza tanto vegetal como animal, sin olvidar que alguno de sus entornos naturales más conocidos, como el Cabezo Gordo, poseen yacimientos paleontológicos de gran relevancia.

Conviven cultivos de secano y de regadío, zonas roturadas y parajes agrestes donde especies como el romero o el esparto han crecido de manera natural y han supuesto un elemento más dentro del antiguo desarrollo de las economías agrícolas, al emerger la comercialización de la fibra de esparto para distintas manufacturas, además, también menudean las plantas medicinales y aromáticas.

La zona de La Maraña constituye por sí sola un paraje de gran interés vegetal, mientras que las áreas húmedas unidas a ella suelen mantener nutridos grupos de especies de aves acuáticas.