El Ayuntamiento de la villa de San Antonio Abad

  La situación política de España en la primera mitad del siglo XIX fue bastante turbulenta. Derivados de esta situación fueron los nombramientos de Ayuntamientos en poblaciones con más de 1.000 habitantes, para su disolución a los pocos años. Una de estas localidades fue San Antonio Abad. El 11 de diciembre de 1841 el Ayuntamiento de Cartagena recibió la orden del jefe superior político de la provincia de la creación e instalación de un Ayuntamiento en San Antonio Abad, que había sido elevada a la categoría de Villa. Así, el 1 de enero del año 1842 quedó constituido el Consistorio, compuesto por un alcalde, ocho regidores y un síndico; concejo que se anexionó la Diputación de Pozo Estrecho.

  Las sublevaciones que acaecieron en Cartagena y otras ciudades españolas por el cambio dinástico en el año 1843 desembocaron en la suspensión inmediata del Ayuntamiento de San Antón y la recogida de la documentación que había sido almacenada en sus archivos. En 1867 aún no existía de manera clara una denominación ni una situación legal para San Antonio Abad; no se sabía claramente si existía como barrio de Cartagena o como diputación. Para aclarar esta circunstancia se envió una exposición al gobernador civil de la provincia y su respuesta llegó ese año, resolviendo que San Antonio Abad pasaba a ser, definitivamente, una Diputación de Cartagena. En 1873, durante el cantón cartagenero, el Castillo de Galeras, fuerte de la Diputación, se convirtió en uno de los bastiones del movimiento cantonal. También en este siglo XIX se construiría el Fuerte de Navidad, una batería costera en la que se alojaron ocho cañones.

  En 1920 ya existían en la Diputación de San Antonio Abad 9.551 almas distribuidas en barrios. En la actualidad, la Diputación cuenta con los barrios de San Antón, de Peral y La Concepción, además de las barriadas de Villalba, Casas de Sevilla, Media Sala, Mediterráneo y Nueva Cartagena.

  Barrio de San Antonio Abad, San Antón

  A finales del siglo XIX y principios del XX se dieron cita numerosos eventos sociales y de entretenimiento, a la vez que algunos comercios e industrias comenzaban a abrirse camino. Existió una plaza de toros en los terrenos donde, más tarde, se ubicaría una empresa de cerillas y la Escuela Superior de Industrias y también se construiría una cárcel junto a la iglesia, así como industrias de fundición de hierro, empresas de artículos de cemento y abonos orgánicos.

  Dentro de las múltiples asociaciones que a mediados del siglo XX existían en San Antón se pueden recordar Centro Popular, Casino Unión Juvenil...; además ya daban servicios distintos negocios y profesionales: médico, practicante, maestros de escuela, abacerías, barbería, bodegones, carpintería, construcción de carros, droguería, fábrica de sulfatos de zinc, fábrica de sogas y cordeles y bodegas. También en este siglo XX se instaló en San Antón una de las empresas más famosas de toda Cartagena, Licor 43. De esta fábrica de licor y caramelos han salido productos para todos los lugares del mundo.

  A principios del siglo XXI, San Antón es uno de los barrios más populosos de Cartagena, pero aún mantiene el sabor que le ha dado fama. Sigue celebrando sus fiestas patronales, en las que se degusta el delicioso pulpo asado y los magníficos rollos de San Antón. También los vecinos de Cartagena llevan a sus mascotas y demás animales a que sean bautizados en la puerta de la iglesia durante las fiestas.

Barrio de La Concepción, Quitapellejos

  La popularidad de este barrio, su población y su economía decayeron con la finalización de las obras del Arsenal Militar, incluso llegó a quedarse sin habitantes, y sus casas destruidas a mediados del siglo XIX según edictos del Ayuntamiento de Cartagena. No sería hasta finales del siglo XIX, tras la Revolución Cantonal de Cartagena, cuando el barrio comenzó de nuevo a tener importancia dentro de la sociedad cartagenera, incrementándose su número de habitantes y adquiriendo un nuevo auge su comercio e industria.

  La Guía Oficial de 1923 describe al barrio como populoso y muy urbanizado, con calles espaciosas y limpias. En estas fechas se levantaron nuevos edificios y se instaló allí la Fábrica de Electricidad de Industrias Eléctricas y la de Hielo. Con el incremento de la población se abrirían también todo tipo de negocios, sociedades culturales, se instalaron médico y practicante para la atención sanitaria, al tiempo que se establecía la instrucción pública para los niños.

  También se trasladó durante el siglo XX al Barrio de La Concepción el Asilo de Ancianos y se construyó un magnífico edificio, propiedad de la asociación de las Hermanitas de los Pobres. Aun con la recuperación sufrida desde principios del siglo XX, en la actualidad su población ronda los 4.000 habitantes, pero se trata de un barrio en el que resulta difícil la ampliación de población, ya que no dispone de terreno para urbanizar. Por un lado está acotado por la Rambla de Benipila, que corta su progresión ante el peligro de inundaciones, y por otra parte se encuentra el Monte de la Atalaya, que se eleva en muy pocos metros y separa la Diputación de San Antonio Abad de la de Canteras.

Barrio de Peral, Los Molinos

  A mediados del siglo XIX el paraje donde se encontraban los molinos harineros comenzó a crecer en población. En un principio aumentaría la construcción de casas sin orden ni concierto, pero pronto se procedería al levantamiento topográfico del barrio por parte del arquitecto municipal, con lo que se intentó urbanizar y dotar de entidad a la zona.

  En 1889 llegarían noticias desde Cádiz. Hablaban de las pruebas que el cartagenero Isaac Peral estaba realizando con éxito sobre un nuevo invento, el submarino. Para conmemorar este hecho se denominaría al barrio de Los Molinos, en lo sucesivo, Barrio de Peral. A numerosas calles de este barrio se le darían también nombres relacionados con el submarino entre ellas Mercader, Marineros de Peral, Contramaestre, Casado de Alisal, o Marina.

  A finales del siglo XIX, por iniciativa de algunos vecinos, se construyó la primitiva Iglesia del barrio. Protagonistas importantes en sus donaciones serían Pedro Sánchez Martínez y Nicolás Berizo. El 26 de septiembre de 1896 redoblaron por primera vez las campanas de la iglesia llamando al pueblo a misa. También durante esa última década del siglo XIX se estableció el servicio de tranvías desde el barrio hasta el centro de Cartagena, se impartieron clases gratuitas en el Círculo Obrero, se instaló el nuevo alumbrado de gas...

  En las primeras décadas del siglo XX el barrio siguió creciendo en infraestructuras y equipamientos; así, se inauguraría el alumbrado eléctrico y también se estableció la sociedad de recreo La Tertulia. Además, comenzó a funcionar el apeadero, se cambió la tracción animal del tranvía por la eléctrica y su iglesia se separó de la de San Antón.

  En la década de los años 20', Barrio Peral era uno de los más populosos de Cartagena, y en él se habían instalado personas influyentes de la burguesía cartagenera, como por ejemplo Sandalio Alcantud Oliver. Sería también en esta década cuando se construiría el actual templo, la Iglesia del Corazón de María, según se dice en el barrio, la primera en España con esta advocación. Se inauguró el 26 de septiembre de 1928, 32 años después que la primera iglesia del barrio. En Barrio Peral se podían encontrar todo tipo de comercios e industrias, entre las que destacaban en la década de los 20' dos fundiciones de hierro, una fábrica de tejidos y sacos y una ladrillería, y en los años 30' nacerían otro tipo de fábricas como la de flores.

  Tras la Guerra Civil Española el barrio pasaría por las mismas necesidades que el resto de Cartagena, recuperándose en las últimas décadas del siglo XX. A primeros del siglo XXI se considera a Barrio Peral y sus barriadas, como José María de Lapuerta, una de las principales zonas residenciales en crecimiento de Cartagena.