Capilla de S. Cayetano (Monteagudo) [Capilla de San Cayetano]
Capilla de S. Cayetano (Monteagudo)


  El declive de la población de Monteagudo con los Reyes Católicos

  Las crónicas medievales hablan de la importancia estratégica y militar del Castillo de Monteagudo y de la existencia en la falda del cerro, que da a mediodía y a extramuros del Castillo, de una importante ciudad: se trata del Monteagudo medieval.

  La seguridad que se extiende por el territorio tras la unión de Castilla y Aragón por los Reyes Católicos llevará al abandono de la fortaleza, puesto que ya no había motivos reales de peligro, siendo su último alcaide don Juan Chacón. El abandono de la fortaleza irá sumiendo la ciudad medieval de Monteagudo en la decadencia y con el tiempo quedará relegada a un pequeño caserío, cercano a la capital y rodeado de huerta.

  A pesar del declive demográfico causado por la mayor seguridad, el Castillo de Monteagudo continuó gozando de relevancia en el contexto de la Región de Murcia y permaneció guarnecido hasta el reinado de Carlos II. En el siglo XVIII fue considerado lugar de realengo con alcalde pedáneo. Durante la guerra de Sucesión (1700-1713) fue baluarte de las tropas borbónicas de Felipe V, que lucharon contra el archiduque de Austria Carlos de Habsburgo.

  El nacimiento de las devociones a los Patrones de Monteagudo

  La devoción de los monteagudeños por la Virgen de la Antigua, advocación mariana que toma su nombre de su antigüedad, se remonta al siglo XVII. En un documento conservado en el Archivo Municipal de Murcia, datado el 29 de marzo de 1659, se registra que el hermano Francisco de los Reyes solicita y se le concede licencia para obrar una ermita en Monteagudo con la advocación de Nuestra Señora de la Antigua. Esta Virgen tuvo su ermita a los pies del Castillo. Más tarde se plasmaría en imagen de talla, que sería destruida en 1936, por lo que el escultor Nicolás Martínez talló una nueva que, a su vez, con los años, fue sustituida por la de Juan Lorente Sánchez. La devoción a San Cayetano fue posterior a la de la Virgen de la Antigua, ya que se introduce en el siglo XVIII. A este santo se le erigió una ermita en Monteagudo, que en 1711 quedó convertida en capilla en el interior del antiguo templo parroquial, dedicado a la Virgen de la Antigua, tal y como figura en el archivo parroquial.