Belenes    El Belén de Navidad recoge en su representación el misterio del Nacimiento de Cristo, cuyo hecho, desde el punto de vista histórico, está contenido en los evangelios de San Mateo y San Lucas.

    San Mateo, en el capítulo primero, recoge la genealogía de Jesús y las dudas de San José ante el futuro nacimiento. En el capítulo segundo recoge la adoración de los Magos, la huida a Egipto, la degollación de los Inocentes y el establecimiento definitivo de Nazaret.

    San Lucas, de manera bastante más extensa y detallada, es el que refiere el nacimiento propiamente dicho. En el capítulo primero habla de la genealogía de Jesús, la anunciación a María del nacimiento de su hijo, y la visita de la Virgen a su prima Isabel. En el capítulo segundo, del Nacimiento en Belén, la presentación ene l templo y el establecimiento en Nazaret.

    Refundiendo las narraciones de ambos evangelistas, podemos ver, en un orden cronológico, los hechos y los momentos de la historia que nos ocupa, resaltando aquellos pasajes que habitualmente se representan en los belenes tradicionales:

La Anunciación de MaríaLa Anunciación a María (Lc I, 26-38)

   
Se apareció el Ángel Gabriel a María, desposada con 'un varón llamado José, de la casa de David' y la saludó con las palabras: 'Dios te salve María, llena eres de gracia', anunciándole así la concepción, a lo que María respondió aceptando la voluntad de Dios: 'He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra'.


El Sueño de San José El sueño de San José (Mt I, 18-25 y Mt II, 13-15)

    En la primera referencia se refiere a las dudas de san José en relación con la futura maternidad de María, y el segundo está en relación con la huída a Egipto.

    En ambas circunstancias, el Evangelista, nos dirá que en os sueños se aparece un ángel del Señor que, en la primera ocasión, aclara a San José el Misterio de la concepción virginal de María y, en la segunda, le indica: 'Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y estate allí hasta que yo te lo diga, porque Herodes va ha buscar al Niño para matarlo'.

    Normalmente, la representación del sueño de san José que figura en los belenes se corresponde con la huída.


Visita de María a su prima Santa IsabelLa visitación de María a su prima Isabel (Lc I, 39-56)

    Se desplazó María, desde Nazaret, a una ciudad en las montañas de Judea con intención de visitar a su prima Isabel, casada con Zacarías. A su saludo, respondiéndole ésta con las palabras: 'Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre'.

    El evangelista cierra el relato de la visitación poniendo en boca de María el canto del magnificat: glorifica mi alma al Señor, porque se ha fijado en la humildad de su esclava'.

    Según algunos comentaristas, la casa de Isabel estaba en el pueblo de Ain-Karim, en la s montañas de Judea, a unos siete kilómetros al Oeste de Jerusalén y parece ser que María permaneció con su prima hasta el alumbramiento del hijo de ésta, Juan el Bautista.


La PosadaPidiendo posada (búsqueda de una posada para pasar la noche)


Empadronamiento de José y MaríaEl Nacimiento (Lc II, 1-20)

    Comienza aportando un dato histórico, que ayuda  a determinar la fecha del nacimiento de Jesús: el edicto del César Augusto para que todos los pobladores del Imperio se empadronasen en su ciudad de origen, dado en tiempos del Gobernador de Siria, Quirino; lo que según los estudiosos del tema debió suceder en diciembre del año 748 de Roma, en cuyo caso el primer año de la Era Cristiana debería corresponder con el 749 romano.

    El empadronamiento tenía que hacerse en la ciudad de origen de la estirpe a que se pertenecía, por lo que, siendo San José de la estirpe de David, tenía que empadronarse en Belén y eso fue lo que hizo, estando María en cinta: 'y aconteció que, mientras estaban ellos allí, se cumplieron los El Nacimiento días del alumbramiento y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo reclinó en el pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada'.

    En la misma narración está el episodio de la aparición del Ángel a los pastores para comunicarles el nacimiento de Jesús y de cómo los pastores, ante el anuncio del Ángel, acudieron al pesebre a adorar al Niño: 'Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme con lo que se les había anunciado'.

La Anunciación a los Pastores    Todos estos extremos suelen estar representados en los belenes por las siguientes escenas: la ciudad de Belén en las Montañas de Judea, el pesebre (al que la tradición añade el buey y la mula, basándose posiblemente en la profecía de Isaías: 'el buey reconoce a su dueño y el asno el pesebre de su amo'), el episodio de la posada, la anunciación a los pastores o su adoración en el pesebre, entre otras.


Adoración de los Reyes MagosLa adoración de los Magos (Mt II, 9-12)

    La narración refiere la aparición de la estrella, la llegada de los Magos de Oriente, su entrevista con el Rey Herodes, la referencia y confirmación de que el Nacimiento había sido en Belén, el interés de Herodes por conocer datos sobre el Niño y, finalmente, la adoración y ofrenda de los dones de oro, incienso y mirra.

    El texto habla de que la estrella se paró 'encima de donde estaba el Niño' y sigue diciendo 'entrando en la casa', por lo que es de suponer que la Sagrada familia, ya para entonces, había dejado la cueva o establo.


Presentación en el Templo La Presentación del Niño en el Templo (Lc II, 21-38)

    A los ocho días se le practicó al circuncisión, como era la costumbre el pueblo hebreo, poniéndole el nombre de Jesús, y a los cuarenta días del nacimiento se cumplió el rito de la purificación de la Madre y presentación del Niño en el Templo de Jerusalén, conforme a la Ley Mosaica, mediante el ofrecimiento de un holocausto, que en el caso de Jesús, por la pobreza de sus padres, debió ser de una paloma o una tórtola.

    Durante el transcurso de la ceremonia en el Templo, Simeón profetizó a María sus sufrimientos, y la profetisa Ana la redención de los hombres por el Hijo de Dios.


Degollación de los Inocentes La degollación de los Inocentes (Mt II, 16-18)

    Herodes, enfurecido porque los Magos se habían marchado sin informarle sobre el Niño, mandó matar a todos los infantes menores de dos años, cumpliéndose de este modo una profecía de Jeremías sobre tal hecho.

    Se piensa que los niños sacrificados estarían entre los veinticinco y treinta, utilizando como referencia para esta cuantía, la población de la zona en aquella época y, en consecuencia, el número de nacimientos probables.


 La Huida a EgiptoLa Huída a Egipto (MT II, 14-15)

    San José, obedeciendo la orden del Ángel que se le apareció en sueños, se levantó y tomando al Niño y a su Madre partió para Egipto, permaneciendo allí hasta la muerte de Herodes.

    Acogiéndose a las aclaraciones de los comentaristas de las Escrituras, debemos suponer que viajaron durante, aproximadamente, tres días por la ruta de Gaza hasta la ciudad de On (Heliópolis).


La Vuelta a NazaretEl establecimiento en Nazaret (Mt II, 19-23 y Lc II, 39-40)

    Muerto Herodes, San José es advertido nuevamente por el Ángel para que regrese a la tierra de Israel y, prudentemente, como fuera que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de Herodes, decide irse a vivir a Galilea, a la ciudad de Nazaret, por lo que Jesús sería llamado posteriormente el Nazareno.

     Algunos comentaristas piensan que la elección de la ciudad de Nazaret, en la región de Galilea, se debió al hecho de que allí habían vivido anteriormente y, además, que Galilea había correspondido a Herodes Antipas, príncipe menos violento y, por tanto, menos peligroso que Arquelao, y así la proximidad de Nazaret con la ciudad de Séforis (a sólo cinco kilómetros), donde Antipas tenía su Corte, no entrañaba ninguna amenaza para el Niño.

    La instalación en Nazaret es, prácticamente, el punto de arranque de la vida oculta de Jesús, terminando con este episodio la temática del belén, ya que si bien en algunos se incluye la discusión de los Doctores en el Templo, no es frecuente.

Autores: Joaquina Alemán y Julio Pedauyé