Torres costeras

- Torre de la Encañizada o Cañizada (San Javier): desaparecida.
- Torre del Estacio o San Miguel (San Javier): actualmente convertida en Faro.
- Torre de Cabo de Palos o San Antonio (Cartagena): actualmente convertida en Faro.
- Torre de Portmán o San Gil (Cartagena): desaparecida.
- Torre de Navidad (Cartagena): en ruinas.
- Torre de la Azohía o Santa Elena o Santa Catalina (Cartagena): recuperada y declarada B.I.C. (Bien de Interés Cultural).
- Torre de Almazarrón o San Ildefonso (Mazarrón): recuperada y declarada B.I.C.
- Torre de los Caballos o de Bolnuevo (Mazarrón): declarada B.I.C. con carácter de monumento.
- Torre de San Pedro de las Águilas (Águilas): desaparecida.
- Torre de Cope o Santo Cristo (Águilas): recuperada y declarada B.I.C.
- Torre de San Juan de los Terreros Blancos (Águilas): desaparecida, pasa a la jurisdicción de Granada en 1622.
- Torre del Pinatar (San Pedro del Pinatar): desaparecida.

Torres post-litorales

- Torre del Rame o Ramí (Alcázares): recuperada y declarada B.I.C.
- Torre Rubia (Cartagena): recuperada bajo la protección del Patrimonio Histórico Nacional.
- Torre del Chíchar (Aledo): recuperada y declarada B.I.C.
- Torre la Molineta (Mazarrón): en ruinas.
- Torre Vieja o de La Cumbre o de Santa Isabel (Mazarrón): recuperada y declarada B.I.C.
- Torre de los Templarios (Caravaca): recuperada y declarada B.I.C.
- Torre del Chichao o Torre de Oviedo (Alcázares): recuperada bajo la protección del Patrimonio Histórico Español.
- Torre del Moro (Cartagena): recuperada y declarada B.I.C.
- Torre del Negro (entre Los Alcázares y Cartagena): recuperada bajo la protección del Patrimonio Histórico Español.
- Torre del Rico (Jumilla): recuperada y declarada B.I.C. con categoría de monumento.


     Si bien las costas peninsulares llevan siglos sufriendo el ataque de los piratas, es durante el último cuarto del siglo XVI y principios del XVII cuando los asaltos procedentes de los estados corsarios del Norte de África se recrudecen y se hacen más frecuentes en las costas del Reino de Murcia y en el Mediterráneo. A ellos se une la amenaza constante de las potencias protestantes del centro y norte de Europa.

     La Corona española quiere asegurar las costas, pero envuelta en innumerables guerras y tras la bancarrota de 1576, no tiene dinero para hacerlo. Es por ello que se plantea un sistema impositivo local, trasladando a los pueblos y ciudades cercanas al litoral la responsabilidad de defenderlo.

     Juan Bautista Antonelli, ingeniero militar de Felipe II, y Vespasiano Gonzaga diseñan un sistema basado en torres costeras que permitieran alertar de la llegada de naves enemigas y defenderse de sus ataques. Pretenden levantar una auténtica muralla costera desde Perpiñán, en el sur de Francia, hasta Cádiz. Dentro de tan ambicioso plan, entre los siglos XVI y XVII, se levantan doce torres costeras en el Reino de Murcia. Hacia el interior de la región, para recibir y trasladar la alerta emitida por las torres costeras hacia los pueblos y ciudades, se alzaron las llamadas torres post-litorales.

     La mayoría de las torres de defensa de la costa del Reino de Murcia eran cilíndricas aunque también encontramos algunas de planta cuadrada, como la torre de Bolnuevo, e incluso de planta hexagonal como la Torre de la Azohía, Torre Cope y Torre de Navidad.

     Por lo general las torres se levantaban sobre una base o plinto sobre la que se asentaba el primer cuerpo de la torre, realizado en tierra poco compacta para absorber el impacto de las balas. Sobre este cuerpo inferior estaba la puerta, a la que se accedía por una escala que podía ser retirada para evitar la entrada del enemigo en caso de ataque.

     Las torres estaban artilladas, situándose los cañones en la terraza, a la que se accedía por una escalera de caracol, parcial o totalmente embutida en el muro. Un pretil o parapeto permitía orientar los cañones en la dirección que fuera necesaria.

     En caso de ataque, sobre la terraza de la torre se realizaban ahumadas si era de día y fogatas durante la noche, que avisaban a los ciudadanos del peligro. Las torres del litoral servían de refugio para los pescadores a la espera de la llegada de la ayuda desde los pueblos y ciudades.

     Por su parte, las torres post-litorales tenían la función de replicar el aviso hacia el interior con nuevas ahumadas o fogatas, al tiempo que servían de refugio, en caso necesario, a los campesinos.