Una mirada al mapa topográfico regional nos permite apreciar la irregularidad de su superficie, eminentemente montañosa, a excepción de las vegas medias y bajas del río Segura y las áreas sedimentarias de Abanilla-Fortuna, del Campo de Cartagena, el valle del Guadalentín, de los Llanos del Cagitán (Cieza), de Aguzaderas Tornajuelo (Noroeste) y de Derramadores (Yecla).

     Desde un punto de vista geológico, la Región de Murcia forma parte de la zona oriental de la Cordillera Bética, que se generó durante la orogenia Alpina y que se extiende por el sur y este peninsular, desde Cullera (Valencia), hasta Cádiz. Aunque se puede seguir su trazado bajo el Mediterráneo, hasta las Islas Baleares por el este, y hasta el Rif y Tell norteafricanos, por el sur.

     Evidentemente las sierras de nuestra región, dada su extensión, no son idénticas, siendo la fauna y la vegetación, delatoras de esta diferente realidad. El principal factor que permite establecer una diferenciación inicial entre el conjunto de sierras es, sin lugar a dudas, su proximidad al mar, hecho que permite hablar de sierras litorales y sierras de interior. El grado de exposición a los vientos procedentes del Mar Mediterráneo supone, en líneas generales, la definición de una serie de factores que, junto a otros condicionantes del medio físico, como el tipo de sustrato geológico o la topografía, influyen decisivamente en la presencia de la fauna y de la vegetación instaladas en ellas.

     Desde la linea de costa hacia el interior se puede apreciar una disminución gradual de la influencia marina, al tiempo que aumenta el carácter continental, caracterizado por una mayor variación en el rango de temperaturas tanto diarias como a lo largo del año. Y la altitud, que va aumentando gradualmente desde el sureste al noroeste, localizándose en primer lugar las sierras litorales, como La Almenara, Moreras, Algarrobo, La Muela..., y prelitorales, como Carrascoy, la Cresta del Gallo, Columbares, la Tercia..., hasta las interiores de Espuña, Cambrón, Lavia, Burete, Cerezo, Mojantes, Revolcadores, Cantalar, apareciendo un tanto más aisladas aquellas situadas al Norte como Ricote, Picarcho, La Pila, Sierra Larga, El Carche, Las Cabras, Salinas, etc. aunque también orientadas todas ellas en el eje suroeste-noreste.

     Esta disposición hace que, a pesar de su relativa baja altitud, las sierras litorales actúen como una barrera importante en el avance de los vientos procedentes del Mediterráneo, y que las más elevadas del interior, impidan el paso de frentes lluviosos desde el Atlántico al resto de la región, dando lugar todas estas circunstancias a un microclima regional más árido, muy distinto al resto de España.

     La disposición suroeste-noreste de las sierras murcianas es el resultado de una intensa actividad tectónica, debida a diversos acontecimientos geológicos entre los que destacan choques entre placas y microplacas tectónicas, además de fallas, levantamientos, avances y retrocesos del mar, sedimentación, ... pudiendo encontrar en ellas las pruebas de estos acontecimientos en forma de diferentes tipos de rocas, disposición de las mismas y presencia de fósiles de origen marino incluso en las más elevadas cimas de Revolcadores, Cantalar o Espuña.

Vicente Hernández Gil