A veces, las labores de conservación de una especie, un paisaje o un yacimiento arqueológico implican limitar en gran medida su acceso a la población en general. Casi siempre es la presión humana la responsable de las alteraciones en el medio. Las labores de gestión para la conservación de estos espacios por parte de las administraciones públicas, pasan por la restricción del acceso a estos lugares.

Una pequeña isla volcánica de nuestra costa, de tan sólo 17,5 hectáreas, alberga una de las más importantes colonias, la tercera a nivel mundial, de una de las especies de aves endémicas del Mediterráneo: la gaviota de Audouin. La sensibilidad de esta especie a la presión humana, determina la necesidad de la restricción del acceso a la isla Grosa, así como actuaciones a favor de su estabilidad y desarrollo en la misma.

Una muestra de nuestro Patrimonio Marino, y de la importancia de este legado, en este caso litoral, lo constituyen dos pequeñas islas de nuestra costa: La isla Grosa y el Farallón. Estos reductos tienen un valor ecológico muy alto por la variedad de hábitats representados, el número de especies encontradas, la extensión y desarrollo de la pradera de Posidonia, la diversidad de moluscos y, por último, su valor paisajístico. Pero lo que realmente caracteriza, sobre todo, a la isla Grosa, es su importancia como reserva de aves, en especial de una especie que ha hecho de este espacio su ideal de nidificación, la gaviota de Audouin (Larus audouini).

Un islote volcánico

Situada dentro del término municipal de San Javier, y sin ningún núcleo de población en su interior, se trata de una isla de origen volcánico, con suelo de lavas (andesitas) muy disgregadas y con fuertes pendientes (del 20 al 50% en su mayor parte). Su superficie de 17,5 hectáreas está rodeada de acantilados casi en su totalidad. Se localiza a 2,5 kilómetros de la costa de La Manga del Mar Menor siendo su cota mas elevada 98 metros de altitud.

La vegetación presente en la isla es una cubierta de matorral de tipo espinoso, constituido por especies como el cambrón (Lycium intricatum), el orobal (Withania frutescens), en mezcla con especies nitrófilas (Salsola sp). La cobertura vegetal varía en la isla pero se puede establecer como cobertura media un 60-70 %. La importancia de la flora submarina de la isla Grosa debemos de centrarla en la presencia de enormes praderas de posidonia (Posidonia oceanica), densa y homogénea de hasta 25 - 30 m de profundidad.

Esta pradera es la más extensa del litoral murciano, con un buen estado de conservación, aunque está siendo seriamente dañada por los barcos arrastreros.

En cuanto a la fauna que podemos encontrar en este macizo volcánico, podemos citar la presencia de especies de aves marinas como la gaviota de Audouin (Larus audouini), la gaviota patiamarilla (Larus cachinnans), el paiño europeo (Hydrobates pelagicus) y el cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis), algunas aves de acantilado como los vencejos (Apus pallidus, Apus melba), o de matorral como la cogujada común (Galerida cristata). Los reptiles como la culebra bastarda (Malpolon monspesulanus), o los mamíferos como la rata (Ratus norvegicus) son los predadores más importantes de la isla.