Ayer, antes de tomar la salida, le echaba en cara al bueno de Joxean Fernández Matxin que se arrepentiría de no haberle hecho hueco en su Saunier Duval a mi paisano y amigo José Joaquín Rojas cuando le viera alzar los brazos como vencedor en la meta de Las Torres de Cotillas. No es que lo mío sean las artes adivinatorias, porque el de Cieza estaba en quiniela de muchos, si bien el veloz pupilo de Jaimerena en el Caisse d'Epargne apuntaba al final de hoy en Fortuna. Será porque la última vez que aquí se llegó ganó su ex compañero de filas en el Liberty y Astaná, Allan Davis.

Puede parecer que los acontecimientos se precipitaron para Rojas, pero el ciezano es de los que vive el presente y apuesta por no dejar para mañana lo que puedas hacer hoy.

Precisamente hoy le aguarda una recorrido 'trampa'. No me refiero al paso montañoso por el Alto de Espuña y el Collado Bermejo, sino al posterior tramo que conducirá al pelotón a Archena. Se trata de un trazado que discurre por carreteras estrechas y retorcidas, de contínuas tachelas, que dificultarán en gran medida las labores de control. Dice Rojas que él ya ha cumplido con su comtido de ganar, y si además viste de amarillo, mejor que mejor, aunque a quién pretende engañar lanzando balones fuera, si quienes le conocemos sabemos de su bendita terquedad en no ceder en su empeño por arribar a la cronometrada con ese maillot amarillo del que dicen que nacen alas cuando pide el deseo.

Antonio J. Salmerón