La magia de las hogueras de San Juan marcan el principio del verano, la estación con los días más largos y calurosos. Es la época en que nos preparamos para las altas temperaturas "refugiándonos" en nuestro litoral, en la Costa Cálida, con sus playas de fina arena en el Mar Menor y el mar Mediterráneo, en nuestra huerta y en las sierras del noroeste. Las ciudades se convierten en desiertos de asfalto, en los que las personas se cobijan entre sombras y aire acondicionado.

     En nuestra huerta llega el momento de recoger las frutas y verduras que nos harán más fácil pasar este tiempo. La sandía y el melón del Campo de Cartagena, cuyos consumos siempre han estado relacionado con la época estival por su alta capacidad de hidratación, el melocotón de Cieza, la pera de Jumilla, o la berenjena, uno de los productos estrella de nuestra gastronomía.

     En este periodo se mantienen los colores de la primavera, las lluvias nos abandonan, a excepción de las cada vez menos frecuentes tormentas de verano, las aves migratorias del norte de Europa abandonan nuestros humedales y nuestros bosques en busca de temperaturas más suaves, y su puesto lo ocupan otras aves originarias de África, los codiciados langostinos del mar Menor intensifican la puesta de huevos, y los pocos artesanos del esparto que aún mantienen esta tradición ancestral lo recolectan.

Sandía, producto por antonomasia del verano

Melocotón de Cieza, sinónimo de calidad

Murcia, santuario natural para el cultivo del Melón

Pera con Denominación de Origen

La Ciruela, rica en fibra

Tiempo de pimientos y berenjenas

El Caldero, el arroz del Mar Menor

El Esparto, una tradición artesana