Llaneando el Altiplano contra viento y marea

Esto es que se era que queríamos conocer el Altiplano Granadino, y Rafa, insistía, insistía, pero no lo conseguía.

Por fin, y a la cuarta o quinta vez, allá que nos metimos en un microbús una valiente minoría de ajucarmeros (16 solamente) en la Glorieta de España, el 24 de abril pasado y hala! para el Altiplano.

La primera visita fue a Orce, donde dos millones de años antes (pizca más, pizca menos) habían pisado este terreno, seres bastante parecidos al hombre (sobretodo si éstos son feos y peludos), así como otros animalillos: cánidos (perros), úrsidos (osos), hiénidos (hienas sonrientes que cagaban que no veas) que dejaron sus coprolitos (cacas petrificadas). Restos de todo ello los pudimos visitar en el museo erigido en el Palacio de los Segura, donde decían que había un fantasma y todo.

Lo más importante que pudimos contemplar fue la denominada “galleta”, trozo de cráneo del llamado hombre de Orce, al parecer más mayor que el de Atapuerca, aunque ninguno de los dos lo discuten, pues están más calladicos que un muerto. (Particularmente, creo que están muertos de verdad)

De Orce, a Galera, donde visitamos el Museo Ibero, con su calavera en posición fetal, su momia con pelo largo (parecían raftas), sus cacharricos de la época y su Diosa Astarté. Todo ello muy interesante (y los comentarios que hacíamos al respecto todavía más interesantes)

Por la tarde: a Castril, con un paseo maravilloso que pudimos hacer por una pasarela de madera bordeando el río, cruzando un puente colgante de hierro, y por si se nos iba a quitar el canguelo que llevábamos encima, a pesar de lo espectacular del paisaje, nos topamos con una entrada siniestra a una oscura y tenebrosa cueva. La guía, junto con dos o tres ajucarmeros se adentraron tan pimpantes y el resto nos hicimos fotos como que queríamos entrar, pero no nos atrevíamos. Después de una breve conexión telefónica con los de más allá de la cueva, nos adentramos y oh!, el río Castril manso, manso, precioso, precioso. Y al terminar, vuelta otra vez al canguelo, pero llegamos todos vivos y muy contentos. (Algunos se reían de los otros, particularmente de las que suscriben este reportaje, pero no se lo tenemos en cuenta) 

Finalizado el paseo, y antes de salir para Guadix, visitamos la Parroquia de Nuestra Señora de Los Ángeles, entrando por la puerta del Sol y saliendo por la de La Lonja, que da a un mirador desde el que se contempla una bella panorámica del pueblo.

Dormimos en Guadix y al día siguiente visitamos el modernizado barrio de las cuevas de Santa María de Gracia, la capilla-cueva, con su singular lienzo de la Virgen de Gracia, coronada canónicamente en 1960.

Del barrio de las cuevas, fuimos al centro de Guadix a visitar la magnífica Catedral, por fuera y por dentro, la plaza de las palomas y el Ayuntamiento.

Después de una superabundante y excelente comida: a conocer Baza, su extraordinario Centro de Interpretación de Yacimientos Arqueológicos, el museo arqueológico municipal, los baños árabes, previo saludo a la Dama de Baza y al descabezado guerrero. Nos explicaron por activa y por pasiva, es decir, mogollón de veces, la historia del pobre Cascamorras. A continuación, callejeando por Baza, vimos la Concatedral, el Ayuntamiento y vuelta al microbús dirección a nuestra querida Murcia.

Un familiar viaje muy esperado, pero que mereció la pena esperar.

Murcia, 25 de mayo de 2013.