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Visita al Archivo General

Visita al Archivo General

Visita Archivo Historico [Ajucarm]
Visita Archivo Historico

        El pasado 26 de mayo algunos miembros privilegiados de nuestra Asociación vivimos una experiencia inolvidable, al tener la oportunidad de visitar, con todo detenimiento por el impresionante edificio de nuestro Archivo General, uno de los espacios públicos más hermosos de la Región, obra que se realizó según el proyecto de un equipo ganador del concurso convocado al efecto, integrado por tres arquitectos, entre ellos, el prestigioso arquitecto murciano, Juan Antonio Molina.

        Todo ello fue posible gracias a su Director, D. Rafael Fresneda Collado, que creo que no se enfadará si, en adelante, cuando nos refiramos a él, le llamemos simplemente Rafa, ya que el cariño que nos demostrado, desde que le sugerimos la posibilidad de hacer esta visita, la calidez con la que nos acogió y el empeño que puso en que tuviéramos acceso a todos los rincones del mismo, incluso los no accesibles al público, nos hacen considerarlo, con independencia de su categoría profesional, como un AMIGO ENTRAÑABLE DE LA ASOCIACIÓN, así, CON MAYÚSCULAS.

        Bajo su experta guía, accedimos al mismo desde la entrada principal, situada en la Avenida de los Pinos, la cual se conecta con la e posterior mediante una especie de avenida (con arbolado incluido) que corta transversalmente la edificación y se usa como vestíbulo general. De esta manera, el “Vestíbulo-calle”, articula dos subedificios (zona de trabajo y zona de uso público) lo que ofrece la posibilidad de que ambas funcionen a horarios distintos. Insistió mucho Rafa en que esta concepción del espacio obedece al deliberado propósito de hacer del Archivo, no solamente un reducto para investigadores y eruditos, sino un lugar abierto a toda la sociedad.

        En cuanto a la “zona de trabajo”, es preciso tener en cuenta que, en este edificio, están ubicados dos Archivos:

        - El Archivo General de la Región de Murcia, que continua la labor del Archivo de la Administración Regional, conservando todos los fondos procedentes de la extinta Diputación Provincial, del Consejo Regional preautonómico y de la Asamblea de Parlamentarios (la que elaboró nuestro Estatuto de Autonomía). También contiene una importante colección de reproducciones de documentos históricos referentes al antiguo reino y provincia de Murcia, procedente de otros Archivos, como los de Simancas o el Histórico Nacional.

        - El Archivo Histórico Provincial, el cual recoge toda la documentación de titularidad estatal de toda la provincia (tanto de carácter administrativo como judicial).

        Ambos archivos comparten dependencias comunes, situadas en la zona central, opuesta, según el vestíbulo, a la zona de uso público, entre ellas la Sala de Investigadores, con capacidad para 32 personas, la Sala de consultas de microfilms y una Biblioteca auxiliar integrada por publicaciones especializadas en archivística, historia de las Instituciones e Historia Regional. El resto de servicios específicos se sitúan, en paralelo, en los lados restantes, hasta alcanzar las comunicaciones verticales que les unen con los Depósitos.

        Las zonas de Administración, que albergan las oficinas comunes a ambos Archivos, siguen el mismo criterio y se alojan en la planta primera, uniéndose, sobre la Sala de Investigadores, en una entreplanta.

        Llama la atención, en esta zona, la sensación de absoluta serenidad que desprende, y que se mantiene incluso, - como nos dijo Rafa - cuando las instalaciones están al completo de su capacidad, lo que viene a permitir que una estructura arquitectónica tan moderna, te traslade anímicamente al ambiente que se debía respirar en las estancias de los Monasterios medievales, donde los copistas se afanaban en transmitir toda la cultura de su tiempo a las generaciones venideras. En el Archivo tomas conciencia de que no es cierto el aforismo que dice que “el saber no ocupa lugar”, ya que sí que se requiere un lugar dotado de unas condiciones muy especiales de silencio, iluminación, temperatura y belleza formal, para que el conocimiento, no solo quede custodiado, sino para que pueda desarrollarse, sin estorbos, la investigación de nuestro pasado.

        La zona opuesta del vestíbulo, la ocupan un espléndido Salón de Actos, con capacidad para  332 personas, ampliable, mediante un panel deslizante que lo comunica con la Sala de Exposiciones. En dicha Sala y en la confortable cafetería anexa a la misma, se llevan a cabo frecuentemente exposiciones fotográficas, en especial de fotoperiodismo murciano (como la que pudimos contemplar) que luego quedan en el Archivo, ya que también se destina el mismo a Archivo Fotográfico.

        Pero no sólo se realizan este tipo de exposiciones. En el Archivo ser han estado llevando a cabo, periódicamente, ciclos destinados a la poesía, a la musica antigua, pop, folk y al flamenco, amén de ser el lugar en el que se han presentado libros de temática diversa y obras de artistas gráficos. Lástima que, por la dichosa crisis, al parecer se han debido reducir este tipo de actividades, que podrían ser de tanto interés para nuestra Asociación. Aún así debemos estar atentos a aquello que se haga, porque tenemos garantizado que estará marcado por el sello de lo exquisito.

        A continuación Rafa nos llevó a una parte importantísima del Archivo: el Laboratorio de Restauración Documental. Gracias a las amables expertas en esta materia, que prorrogaron su jornada laboral para atendernos, pudimos conocer, en directo, el complejo trabajo que realizan y de cuya categoría profesional y moderno equipamiento técnico, da fé el hecho de que la propia Jefa de Servicio de Restauración de la Biblioteca Nacional se interesara por él y viniera a visitarlo personalmente.

        En primer lugar, las restauradoras documentales nos explicaron que estas técnicas deben ser precedidas por un “diagnóstico” del documento (características del mismo, interés archivístico, identificación de sus materiales, causas y efectos del deterioro) para la determinación del tratamiento a seguir, bajo unos estrictos principios, tales como:

       - El tratamiento elegido debe ser inocuo, es decir, no puede producir perjuicio alguno al documento.

        - Debe ser eficaz y reversible   

        - Debe eliminar enmascaramientos ajenos a la obra que desvirtúan su valor documental (suciedad, seudoreparaciones, segundos soportes, etc.)

        - Debe reintegrar, en lo posible, elementos perdidos, pero con técnicas y materiales que, siendo en lo posible similares a los originales, se distingan de los mismos.

        Y como aplicación práctica de estos principios teóricos, vimos, con nuestros propios ojos, la forma en que, con el auxilio de unas máquinas estupendas, en un tiempo “record”, recuperaban documentos que parecían casi totalmente destruidos, eliminando manchas (lavándolos simplemente con agua), devolviendo al papel su consistencia con pinceles untados con cola y, por último, reintegrando las partes perdidas, instalando el documento en una máquina dotada de una rejilla, a través de la cual se hace pasar una pasta de papel - hecha con los mismos materiales del original, coloreados con pigmentos naturales para darle una tonalidad similar a la del documento - que viene a tapar los huecos del mismo permitiendo, simultánemente, que escurra el exceso de agua de la misma. A continuación el documento se deposita sobre una superficie lisa para permitir su aireado y secado. El resultado final parecía cosa de magia.

        Nos interesó tanto esta parte de la visita que Rafa tuvo que invitarnos a que nos apresuráramos, para poder completar el recorrido, ya que nos hubieramos quedado allí mucho más tiempo. Por eso, desde aquí queremos agradecer de corazón a Sol, Mayte y Esther, el interés que mostraron por nosotros.

        Nos quedaban por ver maravillas, ya que en la Sala de Juntas había dispuesto una serie de documentos de gran valor, de los siglos XV al XIX, verdaderas joyas de nuestro patrimonio documental, entre ellos el testamento de Francisco Salzillo, con su firma original, antiguos censos de la población de Murcia y documentación e historias médicas del Hospital de San Juan de Dios.

        Por último recorrimos los Depósitos, situados en la parte del edificio que, vista desde fuera, forma un prisma regular y rotundo pero aparentemente ciego, como un bunker. Sin embargo, desde dentro, se observa que la superficie de la fachada está formada por planchas de piedra que dejan, entre si, espacios que facilitan la ventilación y el mantenimiento constante de la temperatura y humedad adecuadas (20 grados y 50º, respectivamente) así como una tenue iluminación, ya que Rafa nos explicó que, lo que más daña los documentos, son el exceso de luz y los cambios bruscos de temperatura. A tal efecto, están instalados una serie de sensores que advierten de cualquier cambio que se produzca en la temperatura y grado de humedad del recinto, alertando, en especial, de la posibilidad de un incendio.

        A lo largo de los pasillos se albergan los diferentes depósitos de documentos que disponen de una capacidad para almacenar 43 kilométros de estanterías  de tipo compacto, y en ellas se instalan las cajas archivadoras de material especial (cartón sin acidez) que, perfectamente numeradas y codificadas, para reconocer su contenido, mantienen los fondos del Archivo en un estado óptimo de conservación. Las estanterías son móviles y se desplazan con toda facilidad, a través de volantes, de modo que los pasillos se conforman según las necesidades de acceso a las diferentes cajas o carpetas. La sensación que experimentábamos recorriendo estos pasillos, a la caída de la tarde, era la de encontrarnos en un escenario digno de ser descrito por Dan Brown para alguna de sus novelas.

        En fin: una visita que debemos repetir al curso que viene, abusando de la amabilidad del Director del Archivo, ya que nos gustaría que esta experiencia se le pudiera facilitar a aquellos miembros de nuestra Asociación que no pudieron acompañarnos ese día. Hay espacios públicos, como este, en nuestra Región de los que, como funcionarios que somos o     hemos sido, podemos sentirnos muy orgullosos y nuestra obligación es conocerlos.

        Autora: Pilar Ruíz Llamas.

    

       

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