El caqui, Kaki o Palosanto es el fruto del caquilero (Diospyros kaki), un árbol caduco, originario de Asia pero distribuido en la actualidad por numerosos lugares del resto de continentes.

    Se trata de un árbol de la familia de las Ebenáceas, de crecimiento lento en sus primeros años aunque puede llegar a erigirse hasta 10-12 metros de altura (para el cultivo se adecuan los ejemplares a los 5-6 metros). Su parte comestible es el fruto, el caqui, con forma globular y esférica que lo asemeja al tomate, así como una media de 7 cm de diámetro y un peso de 80-250 gramos (dependiendo de las variedades). De piel lisa y muy fina, su textura en boca recuerda en algunas variedades a la gelatina o mermelada y, en otras, a la manzana por su dureza.

    Las tonalidades del caqui son bastante uniformes, tanto en su piel, amarillenta-anaranjada, como en la pulpa, anaranjada-rojiza.

    Su sabor aúna las sensaciones que dejan otras frutas como el albaricoque o la pera, pero con efectos dulces y suaves. Los ligeros toques de astringencia (aspereza) que puede dejar esta fruta en el paladar se deben a la presencia de taninos en su pulpa, abandonando su sabor lentamente durante la maduración.

    Variedades

    Los caquis se pueden diferenciar dependiendo de su contenido en taninos, resultando variedades astringentes o no astringentes:

    Astringentes (con mayor presencia de los taninos). Se consumen blandos y maduros. Suelen ser delicados, pudiendo estropearse enseguida. De pulpa gelatinosa y blanda, similar a la mermelada. Son las variedades conocidas como Tomatero, Gordo y Rojo Brillante (Persimón).

    No astringentes. Se trata de las más consumidas y poseen cierta dureza en su textura. Algunas de sus variedades pueden, incluso, llegar a la dureza de las manzanas. Destacan la Sharon y Fuyu.

    Cultivo

    Aunque el origen del caquilero se localiza en zonas con climas tropicales, su adaptación a la ribera del Mediterráneo en los últimos dos siglos ha hecho que algunos de los principales productores de esta fruta se encuentren en estas latitudes.

    Para el correcto desarrollo de sus frutos requiere veranos largos y cálidos, con mucha luz. Se trata de una especie de floración tardía, por lo que las heladas de la primavera apenas le afectan (aunque en ocasiones inciden en sus yemas).

    Uno de los enemigos naturales que poseen los caquis es el viento ya que, si éste se produce en verano, el peso de los frutos puede hacer que se desprendan del árbol y caigan al suelo, que otras ramas les provoquen arañazos o la rotura de esas ramas.

    Los suelos más utilizados para las plantaciones de caquis son los franco-arcillosos o franco-arcillocalcáreos. Entre sus características principales destacan la fertilidad, la profundidad, la abundancia de material orgánico y un buen drenaje que evita el florecimiento de charcos de agua que pueden llegar a perjudicar las raíces del caquilero.

    Para la recolección es necesario tener en cuenta el grado de madurez que debe alcanzar el fruto debido a la presencia de los taninos en su pulpa. No obstante, si el fin del fruto es la comercialización existen métodos artificiales que se pueden llevar a cabo para suavizar esos taninos como, por ejemplo, exponer los frutos a vapores alcohólicos, acatileno, etileno o ethephon.