Características generales del vidrio

     El vidrio es una sustancia rígida, frágil y transparente, creada a partir de la fusión de una mezcla de silicatos de alcalíes (soda o potasio) y tierras alcalinas (generalmente cal) a una temperatura superior a los 1500º C.

     La mayor parte del vidrio fabricado en la Antigüedad es una mezcla de silicato cálcico de sodio, al que se le añaden determinados materiales para obtener los colores deseados: el azul se lograba mediante la adición a la mezcla de óxido de cobre, cobre o cobalto; el verde, mediante la reducción del óxido ferroso; el violeta o púrpura se creaba añadiendo manganeso o el ámbar mediante hierro férrico (oxidado).

     Plinio el Viejo, autor de una monumental Historia Natural escrita a mediados del siglo I d.C, situaba el descubrimiento casual del vidrio en Siria, cuando unos mercaderes de natrón (un carbonato sódico utilizado en Egipto en el proceso de momificación), que hacían un alto en el camino, al no encontrar piedras para hacer un hogar donde encender fuego utilizaron trozos del natrón que transportaban: "Se dice que unos mercaderes de nitro, habiendo anclado la nave, preparaban la comida dispersos por el litoral; al no encontrar ninguna piedra para sostener elevadas las marmitas, utilizaron terrones de nitro de su carga. Éstos se encendieron con la arena extendida por el litoral, y los mercaderes observaron cómo fluían riachuelos transparentes de un líquido desconocido: éste fue el origen del vidrio" (Plinio el Viejo, Historia Natural, XXXI, 191).

EL vidrio en la Antigüedad

     El vidrio se conoce desde al menos el cuarto milenio a.C., cuando comienza a desarrollarse y difundirse la tecnología capaz de alcanzar y mantener las temperaturas necesarias para la fabricación del vidrio. Al principio, las primeras producciones eran de pasta vítrea, utilizada básicamente en la joyería, aunque pronto comienzan a fabricarse los primeros recipientes para contener perfumes o aceites.

     La fabricación de este material floreció en Mesopotamia y Egipto, donde los artesanos alcanzaron una gran maestría, fabricando pequeñas plaquitas en pasta vítrea para orfebrería o  incrustaciones en mueble.

     La complejidad técnica de su manufactura convirtió al vidrio en un producto de lujo, reservado a las élites; algunos recipientes eran directamente tallados en bloques macizos de cristal; otros, en cambio, se realizaban mediante moldes, para hacer incrustaciones o pequeñas figurillas. Sin embargo, la invención de la técnica del soplado, en el siglo I a.C revolucionó la industria del vidrio, comenzando a producirse a mayor escala todo tipo de recipientes contenedores (ungüentarios), piezas para el servicio de mesa (jarras, cuencos, iluminación (lámparas) e incluso vidrio de ventana.