Definición de cultura material

     La cultura material de una sociedad es el conjunto de objetos utilizados por el hombre y que formaron parte de su vida cotidiana. Fabricados en  diversos materiales como piedra, cerámica, tejidos, hueso, madera o vidrio, empleados o descartados por sus dueños, manufacturados o no, aportan información sobre las personas que las fabricaron, utilizaron o simplemente las descartaron, representando sus  valores, pensamiento, estructuras económicas, organización social, creencias religiosos o necesidades estéticas. Por tanto, la historia de la cultura material es la investigación relativa a las condiciones de vida de la mayoría de la población, centrada en sus infraestructuras y en el estudio de objetos concretos.

Su valor como fuente de conocimiento histórico.

     Su recuperación en un yacimiento permite a los arqueólogos avanzar en el conocimiento histórico de una sociedad, pues supone una fuente singular de datos: económicos (recursos, industria, comercialización, intercambios, origen de las materias primas), funerarios (presencia en ajuares, inhumaciones, incineración), sociales (estructuración o jerarquización de una cultura determinada, niveles de riqueza), tecnológico (cerámica a mano o a torno, herramientas fabricadas en metal, vidrio, etc.) y religioso.

     Sin embargo, la cultura material sólo adquiere valor como fuente histórica, cuando esta procede del trabajo arqueológico de campo, ya sea excavación o prospección, en tierra o bajo el agua. Su contextualización en el tiempo y en el espacio sólo se puede realizar mediante su recuperación y estudio mediante metodología arqueológica, junto con la colaboración con otras disciplinas auxiliares de la Arqueología, como la palinología (estudio de los restos botánicos), geología o la antropología.

Las primeras manufacturas

     Los primeros materiales utilizados fueron aquellos de los que podía disponer en su entorno y que requerían una transformación mínima. La piedra, que podía convertirse en una práctica herramienta mediante unos pocos golpes, el hueso y la madera son los objetos más frecuentes durante el Paleolítico. Tras la revolución Neolítica, y el desarrollo de los primeros hornos de cocción, la cerámica se convirtió en el objeto más numeroso en las excavaciones arqueológicas. Sólo en fases posteriores aparecieron nuevos materiales, como los metales y el vidrio, cuya manufactura exigía un desarrollo tecnológico mayor.