Es importante tener en cuenta a la hora de hablar de esta almazara el enfoque sobre su puesta en valor, que ha significado el aprovechamiento de un bien inmueble en franco deterioro y abandono, por las informaciones vertidas por el actual dueño, hasta convertirlo en un próspero negocio.

En sus paredes y rincones, como si el tiempo no hubiera pasado, alberga prensas, medias, muelas, cubos y numeroso material gráfico que nos muestra el estado de la almazara en diversas etapas del siglo pasado.

En contra de la normalidad, se trata de un edificio cuya planta no es completamente rectangular, aunque tampoco podemos afirmarlo de modo tajante, ya que las reformas habidas en el inmueble pueden haber o no modificado de tal forma el edificio hasta perder su tradicional planta.

Sigue conservando el típico tejado a dos aguas cubierto con tejas de cañón. De las estructuras habidas en las dependencias interiores debemos albergar bastantes dudas de que estas hayan podido sobrevivir a los cambios. En la actualidad se utilizan como salas de servicio relacionadas con la cocina

Es digno de admirar el entramado de madera, que  está prácticamente sin modificar. Se trata de un artesonado magnifico en madera noble en el que se entrecruzan grandes vigas que sujetan la estructura junto con las colañas, que dan un aire acogedor y tradicional al viejo edificio.