Es evidente que la erección del Arsenal y las obras realizadas en el Departamento marítimo constituyeron un importante tirón en la economía y en el tráfico portuario. Pero también es cierto que en este caso la economía cartagenera había iniciado ya un proceso de crecimiento anterior a la llegada de esas inversiones (se inicia tras el fin de la Guerra de Sucesión en 1715).

    Los dos productos ''estrella''

    Este auge se apoyará fundamentalmente en dos productos emblemáticos de nuestra comarca y que eran muy necesarios para la industria europea: la sosa-barrilla y el esparto, los cuales generaban un comercio de exportación básico para el desarrollo del puerto de Cartagena y su hinterland, y a los que se sumaban otras producciones ajenas, como la seda murciana o la lana manchega y andaluza, que encontraban aquí su salida natural.

    Ambos productos habían provocado una auténtica transformación del agro cartagenero, no sólo porque permitían aprovechar el cultivo de zonas marginales, hasta entonces improductivas (montes, almarjales, depresiones costeras), sino porque además posibilitó su rotación con los cereales y las hortalizas, constituyendo una especie de ''seguro'' para el campo de Cartagena.

    A pesar de las persistentes sequías y la falta de regadío, el agricultor cartagenero supo prosperar y sobrevivir en medio de todas las adversidades, surtiendo al núcleo urbano de todo lo necesario, abasteciendo al incipiente Arsenal de las materias primas básicas y fabricando un impulso comercial extraordinario. El aumento progresivo de la población campesina a lo largo del siglo XVIII representa el mejor ejemplo de esta bonanza económica, como veremos posteriormente.

   El comercio

    El tráfico portuario mantuvo siempre un buen tono, pero en el último tercio de esta centuria había alcanzado sus más altas cotas. Con todo, eran los barcos españoles los que aportaban el mayor contingente a este tráfico, con cifras en torno al 60-80 % del total. Entre las embarcaciones extranjeras eran las inglesas, seguidas por las de Francia, Holanda e Italia, las que predominaban en el espacio marítimo cartagenero, con oscilaciones coyunturales determinadas por las guerras, epidemias, etc.