La minería: principio y fin

Los orígenes del castillo de Los Vélez de Mazarrón hay que situarlos en la década de 1490. Apenas treinta años antes, el marqués de Villena, Pedro Pacheco, había recibido la concesión de las minas de alumbre descubiertas en el lugar (por entonces en el término concejil de Lorca), que inmediatamente compartió a medias con el todopoderoso Pedro Fajardo, adelantado mayor del reino de Murcia. La factoría, gestionada por arrendadores genoveses, se convirtió muy pronto en un pujante núcleo urbano que contrastaba con los grandes espacios despoblados que se extendían tras el litoral murciano.

La peligrosidad del lugar, amenazado constantemente por corsarios procedentes por lo general del norte de África, llevó a la necesidad de construir elementos defensivos y de control del territorio. Tanto el marqués de Villena (futuros duques de Escalona) como el adelantado de Murcia (por entonces señor de Cartagena y posteriormente marqueses de Los Vélez), construyeron sendos edificios fortificados en el lugar hacia los últimos años del siglo XV. Sin embargo, en ello no hay que olvidar el sentido político que estas obras tuvieron, pues señalaban perfectamente quiénes eran los que de facto controlaban la población y las explotaciones mineras, por encima del poder local que podía suponer el concejo de Lorca. Se trata de lo que se ha dado en llamar arquitectura de las apariencias. Y aún son visibles los blasones en los muros, no sólo del castillo, sino también en los de las cercanas parroquias de San Andrés y San Antonio.

La industria del alumbre iría decayendo progresivamente hacia finales del siglo XVI. Pero los designios de la fortaleza estuvieron ligados, para bien y para mal, a la minería. Tanto, que si la obra se construyó gracias a ésta, una mina acabaría con el castillo-palacio, pues dentro de lo que fue el área residencial del edificio se abriría una a finales del siglo XIX, que destruyó y enterró la fortaleza. La limpieza de la escombrera y la consolidación de los muros en la reciente restauración, permite que hoy se puedan contemplar los restos de esta interesante construcción, a caballo entre lo militar, lo político y lo simbólico. Peor suerte sin embargo, corrió la casa fuerte que el marqués de Villena tuvo en la villa (independente de Lorca desde el último tercio del siglo XVI), situada a unos 350 m. hacia el sureste de la de Los Vélez, pues fue destruida totalmente para la construcción privada a finales del siglo XX.