El castillo de Librilla se sitúa en el actual centro urbano de la población, en la zona más alta y adaptándose al cerro amesetado donde se asienta el centro de la villa, que aún está delimitada por los cortados que forman la rambla de Orón o Librilla y el ramblizo de la Cava. El lugar donde se construyó la fortificación era un punto estratégico desde el que se controlaba un acceso clave hacia el valle del Guadalentín, un importante accidente orográfico que era utilizado como vía de comunicación entre el levante y el sur peninsular, así como, en algunas etapas históricas, espacio fronterizo entre las llanuras prelitorales y el interior.

    El acceso al lugar donde una vez es irguió esta fortificación se efectúa desde el centro de la población, al que llegaremos desde la autovía N-340 (E-15). Una vez allí, y tras salvar la impresionante rambla a través de un puente, la Plaza de la Iglesia vendría a ser uno de los espacios centrales del castillo.

    Escasez de restos

    El castillo de Librilla se encuentra actualmente soterrado bajo la trama urbana del centro de la población. En la zona más elevada de la villa, algunos elementos y lo intrincado del callejero parecen recordarnos que una vez allí se situó una fortificación, con sus muros, puertas, torres y almenas hoy desaparecidas. Las estructuras defensivas se hubieron de adaptar a la cumbre de la elevación donde se sitúa el actual casco urbano de Librilla, por lo que el elemento más claramente visible de los escasamente conservados resulta ser un torreón cúbico que cuelga sobre la rambla del Orón.

    A pesar de la existencia de exiguos restos, de manera genérica el castillo de Librilla está declarado Bien de Interés Cultural por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español.