Yacimientos


El período comprendido entre los siglos VIII y XIII es quizá uno de los mejor conocidos de la Región gracias al gran número de castillos, núcleos urbanos, asentamientos rurales e instalaciones industriales conservados, a las numerosas fuentes documentales islámicas y cristianas, y a los numerosos restos muebles hallados en excavaciones arqueológicas.

Sin duda, el principal centro urbano fue Murcia, fundada en el año 825 en un lugar estratégico en el valle del río Segura, y en cuyas proximidades se localizan numerosas fortificaciones como Monteagudo, Larache, La Asomada o el Portazgo, edificios de carácter palacial (Castillejo), junto con asentamientos de carácter rural que pusieron en funcionamiento una intricada red de acequias y azarbes que permitió la explotación intensiva de la huerta.

Otro núcleo urbano importante fue Medina Siyasa, uno de los despoblados musulmanes más importantes del sudeste peninsular. Su período de máximo explendor corresponde a los siglos XI y XII, cuando con sus 300 viviendas ocuparía un lugar privilegiado entre las ciudades del Valle de Ricote.

Lorca es otro de los municipios que más restos arqueológicos islámicos conserva. Destaca las necrópolis y el barrio de alfareros excavado bajo el actual casco urbano, el Castillo de Lorca y el complejo entramado de fortificaciones que jalonan su territorio, entre ellas los Castillos de Xiquena, Tirieza, Purias y Puentes, junto al cual también se ha conservado una mezquita, llamada del Centeno, único edificio de este tipo excavado en la Región.

El valle de Ricote fue uno de los últimos reductos moriscos en España. Fue el punto de partida de uno de los caudillos musulmanes más importantes del Siglo XIII, Ibn Hud que durante diez años lograría aglutinar bajo su mandato parte del territorio musulmán. Tres yacimientos destacan por su importancia, el Castillo de Blanca, el Cabezo de la Cobertera de Abarán, granero fortificado único en la Región, y el Castillo de Ricote, lugar en el que Ibn Hud inició su revuelta y que tras la reconquista pasaría a formar parte de las posesiones de la encomienda de Santiago.

En la comarca del Noroeste se desarrollaron varias poblaciones al amparo de sus castillos: Mula, Cehegín, Caravaca o Moratalla. Uno de los yacimientos más singulares es la Cueva del Rey Moro, localizada en las proximidades de la población caravaqueña. Domina el cauce del río Quipar, justo en el lugar donde discurría el antiguo camino que unía Caravaca con Granada; de este modo, controlaba el paso por esta vía, aprovechando un abrigo natural situado en la pendiente del relieve.

En cuanto al litoral, destaca Cartagena, que inició una lenta recuperación que llegó a su punto álgido durante en la primera mitad del XIII, convirtiéndose en una de las principales bases navales del sudeste. Durante este período se reactiva la explotación de las antiguas instalaciones mineras en la sierras de Cartagena y Mazarrón.