Yacimientos


El estudio del poblamiento tardorromano en la Región de Murcia es una de las líneas de investigación que más ha avanzado en los últimos años, gracias a los trabajos realizados en ciudades como Cartagena y otros yacimientos de la Región, entre los que destacan Begastri (Cehegín), La Almagra y Villaricos (Mula) o El Corralón (Cartagena).

Estas investigaciones han permitido caracterizar muchos aspectos de esta época, hasta hace poco confusa y mal conocida, aportando numerosos datos relativos a urbanismo, economía, poblamiento rural y sociedad.

En Carthago Nova se documenta la disminución del perímetro urbano, el abandono de ambientes públicos y privados, y la aparición de sepulturas, espacios cultivados y vertederos en el interior de la ciudad. Se incrementan los espacios abandonados, que son reutilizados como vertederos, fenómeno ya constatado en la época de mayor esplendor de la ciudad pero que a partir del siglo V se multiplica, hecho que hay que insertar en un proceso de colapso de todas las estructuras de saneamiento urbano.

Esta crisis no significó la paralización de la vida económica de la ciudad. Las excavaciones en el teatro constataron un barrio de marcado carácter comercial que se había ido encajando sobre los restos de la cavea o graderío de lo que tres siglos atrás había sido uno de los principales espacios públicos de la ciudad. Además, las cerámicas halladas en estas excavaciones documentaron la fluidez en los intercambios comerciales con el Norte de África así como la continuidad de las importaciones orientales.

En otros lugares de la Región se repite el mismo proceso; la mayor parte de los núcleos urbanos se ubican en lugares elevados, poco accesibles y fortificados, que controlan una amplia extensión de terreno: Begastri (Cehegín), La Almagra (Mula), o el Cerro del Castillo de Lorca son, junto Cartagena, los núcleos urbanos más importantes de la Región en época tardoantigua.

Begastri es una antigua ciudad episcopal de época visigoda: algunos de sus obispos aparecen firmando concilios celebrados durante el siglo VII d.C.. Destaca su muralla, que en algunos de sus tramos alcanza un grosor de 4 metros de anchura por 5 de altura.

Junto con la ciudad de La Almagra, que presenta un desarrollo urbanístico similar al de Begastri, y el Cerro del Castillo de Lorca, fue uno de los principales puntales visigodos del reino visigodo frente a la provincia bizantina, cuya capital estaba en Cartagena.

Se constatan gran número de villas como Los Villaricos (Mula), Los Torrejones (Yecla), El Casón (Jumilla) o El Charcón (Águilas), que junto la explotación de recursos agropecuarios, desarrollaron otras actividades como la fabricación de aceite y vino.

A lo largo de todo el litoral murciano se fundaron numerosos establecimientos industriales dedicados a la fabricación de salazones, actividad que continúa una tradición que se remonta al menos a época púnica pero que en esta época alcanza su máximo esplendor. Esto implicó el desarrollo de otras industrias relacionadas directamente con el salazón como la pesca, la sal o la alfarería.