Desde época romana el enclave ha estado presente en la vida de la zona, siendo testimonio los restos arqueológicos que se han ido descubriendo que datan del siglo I d.C.

Documentalmente se tienen noticias del mismo desde el siglo XIII, aunque comienzan a ser más relevantes a partir de comienzos del siglo XVII. El interés científico por los orígenes de los mismos hay que enmarcarlo dentro del contexto general del auge de la ciencia y de la importancia que los balnearios empezaron a tener en la segunda mitad del siglo XIX y en los primeros años del XX.

En 1873 tenemos la primera referencia a la historia de los Baños; el por entonces el médico del balneario, Eduardo Aragón Ovejero, escribe una breve memoria acerca de los baños que tiene como fin poner de manifiesto las propiedades y usos de las aguas. En la introducción dice: “Estos baños vienen usándose desde remota antigüedad, como lo acreditan los monumentos y vestigios hallados en sus inmediaciones”, otro médico Agustín Lacort, en 1890 nos ofrece la primera descripción e interpretación histórica, donde además de hacer referencia al origen romano de los Baños menciona algunos restos concretos como fragmentos de esculturas de bronce, monedas, medallas y vestigios de obras de fábrica, entre los que cree identificar un templo.