Talla en madera policromada.

     Se trata de la figura de la Virgen que sostiene el cuerpo de su hijo muerto. El rostro de María dirige su mirada hacia el cielo, con gran desconsuelo.

     El Cristo es dramático, los músculos, huesos, tendones y venas son practicamente palpables. Su rostro delgado, con los ojos entreabiertos de cadáver, está lejos de los apacibles semblantes de Salzillo.

     Se ha querido emparentar esta obra con las Piedades de Annibale Carracci y con la Virgen de la Caridad de Cartagena. Como bien señaló Sánchez-Rojas, el parecido de esta escultura con la Virgen de la Caridad mencionada es bastante si la miramos por el anverso, pero la parte posterior es totalmente distinta, ya que en lugar de estar sentada sobre el suelo está semiarrodillada. En cuanto a su relación con las de Annibale, las Vírgenes de éste no claman al cielo como lo hace la de Caravaca.

     En opinión de German Ramallo, dicha escultura guarda relación directa con las pinturas de Antón Van Dyck, en las que hay mayor dramatismo que en las de Carracci.

Observaciones:

     Tradicionalmente se ha atribuido al escultor caravaqueño Marcos Laborda.

     Según el análisis estilístico y la calidad de la obra, German Ramallo atribuye dicha escultura al maestro Nicolás de Bussy.

Nombre: La Piedad

Objeto: Escultura

Autor: Atribuida a dos autores, Nicolás de Bussy o Marcos Laborda

Fecha: Siglo XVII

Ubicación: Iglesia de El Salvador Caravaca de la Cruz