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PATRIMONIO

Ermita Cope

Historia

Objetos de Caracter Religioso[Ermita de Cope Águilas]
Objetos de Caracter Religioso

De lo escrito por Juan Navarro, en su libro 'Águilas, bocetos y retazos', páginas 53 a la 59, y basado en el relato que recoge de forma escueta el padre Morote en "Blasones y antigüedades de la ciudad de Lorca" se desprende que la ermita de Cope ya existía en el siglo XVI.

No obstante, en el extracto del expediente de Declaración de Bien de Interés Cultural a favor de la Torre y la ermita de Cope, depositado en el Servicio de Patrimonio Histórico, se dice que hubo unos reparos en la ermita a finales del siglo XVIII, por lo que la fecha de su construcción es anterior, pero no muy alejada del momento en que se diera una cierta seguridad en la zona, y un aumento de la población a causa de la disminución del peligro africano. En la citada ermita cumplían sus deberes religiosos pescadores, campesinos, así como la guarnición de la Torre. Y añade, que según Felipe Palacios la cronología estaría entre 1726 y 1741, en una datación efectuada sobre la base de las referencias de Abelardo Merino y el Padre Morote.

Según Navarro, la pequeña ermita, apenas cuatro paredes de mampostería y techumbre de teja árabe, tenía un pórtico de entrada con una puerta de madera con arcada de medio punto y sobre ésta se situaba una espadaña en cuyo hueco colgaba una campana.

Parece ser que el culto en la ermita de Cope estaba a cargo de los frailes del convento de Nuestra Señora de las Huertas de Lorca que daban asistencia espiritual al vecindario, en su mayoría pescadores que trabajaban en las almadrabas (y en otras faenas relacionadas con ellas) y campesinos que vivían bajo la protección que ofrecía el reducto militar de la torre o la vigilancia de que eran objeto aquellas costas por la Real Armada. Era costumbre que todos los domingos y días festivos un fraile del Convento se desplazara a Cope con el fin de celebrar la misa.

La misión de la Torre de Cope, desde sus comienzos en el siglo XVI, fue la protección de la principal pesquera de Lorca de las frecuentes acciones de los piratas berberiscos y los corsarios turcos que durante tres siglos asolaron la costa. El lugar fue siempre del mayor interés económico ya que, primero era donde el pescado más abundaba y después fue el sitio en que se calaron las almadrabas, arte que proporcionaba el preciado atún a Lorca consumiéndolo, bien fresco, o salado en las inmediaciones de la torre. Inmediatos a ella hoy todavía pueden verse los restos de pequeñas balsas talladas en la roca (cocones) a las que, según José García Antón, se refieren las gentes de Lorca en los principios del siglo XVII considerándolas obras antiguas que demuestran como en otros tiempos ya se saló el pescado en este lugar.

Por privilegio que concedió a la ciudad de Lorca el rey Felipe IV, fechado en Madrid el 4 de septiembre de 1650 se instala en Cope, al abrigo de la torre militar, una almadraba para la captura de atunes. Existían dos almadrabas, una a poniente para recibir a los atunes que venían desde el Estrecho navegando en busca de las corrientes del Mediterráneo o para desobar en ellas. Al lado del cañón, bajo la protección de la torre, en la parte de levante había otra instalada para la captura de los atunes que venían de retorno.

El ataque de las flotas aliadas a Argel el 1 de septiembre de 1775, supuso el fin de la piratería en el Mediterráneo Occidental. Con la seguridad que fue adquiriendo la costa, mediado el siglo XIX, que llevó consigo la desaparición de la piratería, la torre de Cope se fue paulatinamente abandonando.

El Cristo de Cope

Cuenta la leyenda (recogida por Juan Navarro en su libro Águilas, bocetos y retazos) que en una de las incursiones de los moros a este paraje destrozaron el altar robando los calices y cuantos ornamentos sagrados encontraron. La efigie del Crucificado, una talla en madera, la hicieron pedazos y arrojaron su cabeza al fuego, pero se salvó de las llamas la cabeza y hallaron el resto de las partes que habían sido esparcidas por diversas partes del campo. Este es el hecho milagroso relatado por los historiadores lorquinos, el padre Morote y José Cáceres Plá.

Al conocerse las primeras noticias de este suceso, la comunidad franciscana de Ntra. Sra. de las Huertas, puso en camino para la torre de Cope, al sacristán fray Juan Sánchez, con las órdenes convenientes de buscar y llevar al convento de la Virgen de las Huertas los pedazos de la imagen del Crucificado. Según el padre Vargas, se juntaron los miembros, como estaban antes y encarnándolo de nuevo y puesto en el trono de su cruz, lo colocaron en medio de la reja del coro.

Dicen que después de estos hechos creció la devoción de esta imagen por lo que se erigió una capilla junto a las puertas principales de la iglesia del convento de la Virgen de las Huertas donde, debido al celo religioso del Padre Morote y bajo su dirección, se pintaron por Josef Matheos unos frescos de los referidos sucesos de dicha imagen, los sitios de la Marina, Torre de Cope y naves de los africanos. Hoy estas pinturas han desaparecido junto con la capilla del Cristo de Cope, pero en la actualidad podemos contemplar en el antecamarín de la iglesia del convento de las Huertas pinturas de similar temática.

La imagen de este crucificado que se salvó milagrosamente del saqueo de los corsarios argelinos en el siglo XVI saliendo indemne de las llamas de la hoguera, fue destruida en la Guerra Civil de 1936.

Vista de la Torre[Ermita de Cope Águilas]
Vista de la Torre