Iglesia del Salvador de Jumilla

Ante el acusado crecimiento poblacional de Jumilla experimentado durante el siglo XVIII la sociedad y autoridades de la villa vieron la necesidad de construir un nuevo templo. Se escogió la Ermita de Nuestra Señora de Loreto como zona a rehabilitar para tal fin. La Ermita de Loreto había sido construida alrededor del año 1570, ya que está documentada la adquisición de una campana en el 1578.

El cabildo y clero de la ciudad comenzaron a reunir los fondos necesarios para la nueva Iglesia, cuya advocación sería la de El Salvador. Una visita en 1745 del obispo de Cartagena, monseñor Juan López Saenz, apoyaría la idea del nuevo templo y pronto gestionaría disposiciones episcopales para habilitar la capilla Hospital Sancti Spíritu.

Se escogió al arquitecto que por entonces dirigía las obras de la Iglesia de Santiago, en la misma villa, que pronto completaría las trazas del nuevo templo que quedaría frente al convento franciscano de las Llagas de San Francisco.

En 1787 la Iglesia de El Salvador estaba concluida ya que el obispo había concedido la Vicaría que necesitaba. En 1791 sería bendecida.

A esta nueva iglesia fueron a parar casi todas las imágenes del convento de San Francisco, tras su desaparición, como el Santo Cristo de la Salud de Vergara, y otra de sus obras, la Dolorosa. También se guardó en el templo un Jesús Nazareno atribuido a Salzillo.